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El Cunqueiro atiende secuelas de ictus que quedaron en casa

El neurólogo de la Unidad de Ictus, Arturo Fraga Bau.
photo_camera El neurólogo de la Unidad de Ictus, Arturo Fraga Bau.
Los neurólogos recuerdan a la población que un infarto cerebral requiere atención urgente
 La Unidad de Ictus del Hospital Álvaro Cunqueiro está atendiendo ahora las secuelas que quedaron en pacientes que sufrieron un ictus durante el confinamiento y que no acudieron a Urgencias por miedo a contagiarse de cororonavirus. Sin embargo, es una cifra menor de la esperada, puesto que no se corresponde con el volumen de pacientes que optaron por quedarse en casa durante la pandemia, cuando se detectó que hasta un 50% de los ictus leves no acudían al hospital. Este fenómeno se vivió en toda España y en los países del entorno, según explica el neurólogo Arturo Fraga Bau, y en parte se debió al miedo. “Pedimos a los pacientes que no dejen de acudir al hospital si tienen algún síntoma. Es mucho peor tener un ictus que el hipotético contagio que pueda darse en el hospital, que está en una situación razonablemente segura y controlada”, apunta. Los pacientes con un ictus llegan a través de Urgencias, una zona donde existen dos circuitos aislados, uno para los pacientes con problemas respiratorios y otro para el resto de patologías, y al llegar a la Unidad también se aplican las precacuciones necesarias frente al Covid.
 Durante la pandemia, el hospital redujo su actividad pero atendió los servicios esenciales (casos urgentes o no demorables), entre ellos la Unidad de Ictus, que cambió de emplazamiento pero mantuvo el cien por cien del personal y medios. “Mantenemos la actividad,  tanto si hay confinamiento o brotes importantes como si no, de día, de noche, en días festivos o laborables. Un ictus require una actuación hospitalaria inmediata, cada momento que pasa puede suponer un aumento de problemas neurológicos a largo plazo. Si una persona tiene un problema brusco para hablar o de debilidad en un brazo o una pierna tiene que consultar” . La cuestión es que los tratamientos  son más eficaces cuanto más pronto se pongan. Si no se trata las consecuencias pueden ser graves, con secuelas que pueden ir desde una hemiplejía hasta ceguera, incapacidad de hablar o de entender lo que se dice, incapacidad para tragar alimentos, etc. “Son secuelas muy incapacitantes, que implican una pérdida de autonomía grave para el paciente. Igual que todos tenemos claro que un infarto de miocardio es una urgencia que hay que consultar, un infarto cerebral también lo es”, subraya.
La Unidad de Ictus del Álvaro Cunqueiro atiende una media de 800 ictus cada año.
 

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