FERNANDO SOLER Luthier de instrumentos con material reciclado

“En los contenedores encontramos bidones de los que salen los violonchelos”

Fernando Soler, en su taller sacando un instrumento del cartón.
photo_camera Fernando Soler, en su taller sacando un instrumento del cartón.

Fernando Soler, luthier de tercera generación, madrileño, de 38 años, es el encargado de dotar de instrumentos musicales  al programa “La música del Reciclaje”.

Se trata de un proyecto parejo al de la orquesta de Cateura de Paraguay, que actuará en el Auditorio Mar de Vigo, en Beiramar, junto a Iván Ferreiro. Parte de los instrumentos que se tocarán salieron de las manos de Soler.

¿Cómo se convierte una lata de aceite en un violonchelo?
Hay que tener imaginación para ver en un envase un instrumento como un saxo en una tubería. Luego se aplica el conocimiento para llevarlo a cabo.
¿Se consigue la misma sonoridad con este tipo de instrumentos?
Los clásicos llevan siglos de investigación, están muy asentados y llevan generaciones perfeccionando el sonido. Al cambiar de material, intentamos que se parezcan más físicamente, aunque el timbre es algo diferente y la proyección en sala menor. Estamos perfilando nuevas técnicas para mejorar.
¿Con qué objeto de desecho se hacen mejores instrumentos musicales?
No hay un objeto preferido, es el objeto del momento, a veces veo un envase y me sugiere algo. Ahora con las cestas de Navidad suele haber mucha variedad. Recurrimos mucho a las latas de refrescos.
¿De dónde obtienen la materia prima?
De distintos sitios. A veces los vecinos me salen al encuentro para darme algo. En los contenedores encontramos bidones de aceite procedentes de la hostelería de los que salen los violonchelos. También Ecoembes nos suministra material.
Después de una formación tan exigente como la de un luthier, ¿qué le comentó su entorno cuando comenzó a hacer instrumentos de la basura?
Al final se trata de un proyecto social para darles una oportunidad a los niños en riesgo de exclusión social. A la gente le gusta porque es un reto bonito. Cuando hago encargos profesionales, utilizo los materiales clásicos. Cada cosa tiene su lugar y su lectura. Lo importante aquí son los niños a los que se les da una oportunidad real para aprender a tocar.
¿Cómo entró a formar parte de este proyecto de reciclaje?
Entré de la mano de Víctor Gil y Mercedes Gómez. Son músicos profesionales y me conocían como luthier. Me propusieron el reto de salir de mi ámbito. Yo ya conocía lo que estaban haciendo con la orquesta de Paraguay y me parecía increíble. Dije que sí y ya llevo cuatro años. Comencé con los chicos de cero y cada vez tocan  mejor, vamos perfeccionando el sonido.
¿Adapta los instrumentos a los niños o los niños a los instrumentos?
Tienen que aprender a tocar el violín, el saxo o timbales. Ellos son los que se tienen que adaptar, como si fueran de verdad. A veces acepto peticiones en el ámbito de la estética como la de una niña que  quiere un violín rosa.

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