La familia de la artista echa mano de un abogado vigués y del criminólogo Óscar Tarruella para que un juzgado de Madrid reabra la causa sobre la muerte de Cristina Ortiz, con nuevos informes periciales
La serie de televisión creada por “los Javi” le ha devuelto la popularidad cuatro años después de su muerte. La historia de Cristina Ortiz, La Veneno, todavía no ha escrito su punto y aparte. La familia de la artista lleva tiempo luchando por una reapertura de la investigación judicial sobre las circunstancias del fallecimiento. Dudan de que fuera accidental.
El caso ha llegado hasta Vigo, ciudad en la que una de las hermanas de Cristina vivió durante años, y de donde partió el escrito de solicitud de reapertura judicial presentado ante el juzgado de Instrucción número 53 de Madrid el miércoles pasado.
El criminólogo Oscar Tarruella y la familia de La Veneno han echado mano de un abogado vigués en este nuevo intento de esclarecer lo que le ocurrió a la vedette. El investigador comenzó con el caso antes de tener conocimiento de la serie y llegó a la conclusión, de que fue un homicidio. Sus informes ya están en manos del juzgado, que deberá decidir si a la vista de las conclusiones hay motivos suficientes para retomar las pesquisas o por el contrario ratifica la muerte accidental, una caída, como causa del fallecimiento.
La muerte de La Veneno fue calificada de accidente doméstico. La nueva investigación destaca el error en el informe forense que no incluye las lesiones que presentaba el cuerpo y que aparecen tanto en el informe de la UCI, donde estuvo ingresada antes de morir, así como en las fotografías que le realizó la Policía Científica.
Según pudo recabar el criminólogo, tenía contusiones en las rodillas, marcas de agarre, que probarían una agresión. Además, se recogieron restos de sangre del colchón de Cristina cuyos resultados corroboraron que pertenecían a otra persona, pero que llegaron después del archivo y no se compararon genéticamente.
Según pudo saber este diario, el abogado vigués que colabora con este criminólogo también lo hace en el caso Déborah en Vigo, donde se consiguió la reapertura judicial hace ya casi un año.
Ambas familias separadas por la distancia no sólo tienen en común la implicación de parte de un mismo equipo sino también el objetivo de conseguir llegar hasta el final en ambos casos, con indicios más que razonables de criminalidad. A mayores, comparten una serie de posibles errores en la investigación que llevaron a un archivo prematuro.
El impulso de la serie podría ser un incentivo para que la justicia revise la muerte de La Veneno.n
El caso ha llegado hasta Vigo, ciudad en la que una de las hermanas de Cristina vivió durante años, y de donde partió el escrito de solicitud de reapertura judicial presentado ante el juzgado de Instrucción número 53 de Madrid el miércoles pasado.
El criminólogo Oscar Tarruella y la familia de La Veneno han echado mano de un abogado vigués en este nuevo intento de esclarecer lo que le ocurrió a la vedette. El investigador comenzó con el caso antes de tener conocimiento de la serie y llegó a la conclusión, de que fue un homicidio. Sus informes ya están en manos del juzgado, que deberá decidir si a la vista de las conclusiones hay motivos suficientes para retomar las pesquisas o por el contrario ratifica la muerte accidental, una caída, como causa del fallecimiento.
La muerte de La Veneno fue calificada de accidente doméstico. La nueva investigación destaca el error en el informe forense que no incluye las lesiones que presentaba el cuerpo y que aparecen tanto en el informe de la UCI, donde estuvo ingresada antes de morir, así como en las fotografías que le realizó la Policía Científica.
Según pudo recabar el criminólogo, tenía contusiones en las rodillas, marcas de agarre, que probarían una agresión. Además, se recogieron restos de sangre del colchón de Cristina cuyos resultados corroboraron que pertenecían a otra persona, pero que llegaron después del archivo y no se compararon genéticamente.
Según pudo saber este diario, el abogado vigués que colabora con este criminólogo también lo hace en el caso Déborah en Vigo, donde se consiguió la reapertura judicial hace ya casi un año.
Ambas familias separadas por la distancia no sólo tienen en común la implicación de parte de un mismo equipo sino también el objetivo de conseguir llegar hasta el final en ambos casos, con indicios más que razonables de criminalidad. A mayores, comparten una serie de posibles errores en la investigación que llevaron a un archivo prematuro.
El impulso de la serie podría ser un incentivo para que la justicia revise la muerte de La Veneno.n
