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Los 'cazadores' de palmeras en peligro de extinción

Yasmín Santos y Jorge Barrecheguren, autores del proyecto.
photo_camera Yasmín Santos y Jorge Barrecheguren, autores del proyecto.

Morriña de Cuba cataloga las palmeras canarias más antiguas, relacionándolas con el entorno ante el avance del Picudo.

nnn Los vigueses se han acostumbrado al perfil de las palmeras muertas y desmochadas por todo el casco urbano, como en Plaza de América, jardines de Areal o el Hotel Universal, fruto del rápido avance de la plaga del escarabajo Picudo Rojo. Este coleóptero, detectado por primera vez en Galicia a finales de 2013 en Gondomar, afecta a más de una veintena de concellos, habiendo producido la muerte de gran cantidad de palmeras, especialmente de la variedad canaria. El Picudo Rojo coloniza la planta, desarrollando su ciclo vital y alimentándose dentro de ella, pudiendo poner una sola hembra más de quinientos huevos.
Ante esta perspectiva, el historiador y archivero vigués Jorge Barrecheguren y la fotógrafa canguesa Yasmín Santos iniciaron en febrero un auténtico reto: fotografiar y recabar datos de las palmeras canarias más antiguas de Galicia, creando un catálogo visitable en su página proyectopalmera.com y que de momento cuenta con alrededor de ciento treinta fotografías en 17 concellos distintos. “La palmera canaria tiene un papel destacado en Galicia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando, ligada en principio a los indianos, aparece en alamedas y espacios públicos, enmarcando monumentos o edificios suntuosos”, asegura Barrecheguren.
En su página se pueden visitar lugares destacados de nuestra ciudad como el cementerio de Pereiró, el Pazo de Castrelos, el Hospital Nicolás Peña o villas pintorescas. Normalmente se asocia al indiano con una arquitectura llamativa, como puede ser el ejemplo de Villa Pilar en López Mora, proyectada por José Franco Montes, pero esto no es tan habitual: “Las palmeras eran un rasgo característico de las casas de indianos, y hoy por hoy nos permiten identificar con facilidad las viviendas de los retornados” , continúa el historiador. No sólo los emigrantes plantaron palmeras, sino que su uso se fue extendiendo como una moda, asociándose la planta al poder económico y la ostentación.
Los jóvenes demandan la colaboración de la ciudadanía para reconstruir la historia escondida tras algunas antiguas palmeras, hoy fuera de contexto. “Recientemente un descendiente del industrial Eugenio Rodríguez Otero nos contaba que su familia había donado una de las palmeras del Vao. La casa familiar ya no se conserva pero sí la palmera, trasplantada a principios de los noventa”, cuenta Barrecheguren. 
Santos se presenta a sí misma como la fotógrafa de palmeras. Comenta que gracias a este proyecto fotoperiodístico ha conseguido conectar verdaderamente con la naturaleza y el mundo que nos rodea.  Estas sensaciones son las que ella nos intenta transmitir: “la mayor dificultad es individualizar cada una de las imágenes, hacerlas únicas e irrepetibles”aclara la fotógrafa. n

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