EXHUMACIÓN DÉBORAH

Caso Déborah: un “trozo” de ADN, suficiente para un perfil

Rosa, la hermana de Déborah, junto a su tumba, el pasado 30 de abril.
photo_camera Rosa, la hermana de Déborah, junto a su tumba, el pasado 30 de abril.

La Unidad de Antropología Forense del Imelga en Verín colaborará en el examen de los restos de la joven de Alcabre que serán sometidos a análisis en el Nicolás Peña

Los forenses del Instituto de Medicina Legal se enfrentan a uno de sus mayores retos: encontrar muestras biológicas o vestigios de agresión en el cadáver de Déborah Fernández,  que lleva 19 años enterrado, tras ser hallado en una cuneta diez días después de desaparecer. La autorización del Juzgado de Instrucción 2 de Tui para exhumar el cuerpo ha puesto en marcha la maquinaria para el próximo análisis del cadáver. La tarea no será fácil y dependerá del estado en el que se conserven los restos. El paso del tiempo añade grandes dificultades al procedimiento y alguna pequeña ventaja, ya no es necesario obtener un ADN completo para dar con un perfil de un posible sospechoso, bastaría con conseguir hallar fragmentos, explican expertos consultados. Se trata de los STR, secuencias microsatélites, que  posibilitan huellas genéticas.

El objetivo principal se centrará en la búsqueda de muestras debajo de las uñas, el único análisis que no se hizo en su momento. Estas estructuras de la piel, junto a las partes calcificadas, se mantienen en los restos cadavéricos, aunque suelen desprenderse. Además, se llevará a cabo un análisis de los huesos,  para lo que se contará con la participación del responsable de la Unidad de Antropología Forense del Imelga en Verín.

Antes de la exhumación, será examinado también el nicho y el panteón donde se encuentra enterrado el cuerpo y una vez se proceda a la exhumación, se retirarán los restos que serán trasladados al Hospital Nicolás Peña para llevar a cabo su revisión. Los trabajos, en los que también estará presente el perito de parte designado por la familia, podrían prolongarse entre 24 y 36 horas como máximo y se realizará un reportaje fotográfico así como diversas radiografías por si se pudiera observa algún tipo de fractura patológica que hubiera pasado inadvertida en la autopsia de 2002. De encontrarse alguna lesión, se valorará el lugar en el que se halla y si fue anterior o posterior al fallecimiento para determinar una posible agresión.

El juzgado aceptó en principio todas las pruebas solicitadas por el equipo legal de la familia con referencia al examen del cadáver, en las que se incluía también el análisis del interior del ataúd debido a que la corrosión de la madera puede llegar a mezclarse con los restos. Tras 19 años, la única certeza son los huesos, algún cabello y las uñas.

La exhumación es una de las piezas clave para intentar arrojar luz a la muerte de Déborah Fernández, a un año de que prescriba la causa judicial. El reciente auto del juzgado ha fijado el próximo 18 de mayo para llevar a cabo la extracción de los restos que se encuentran enterrados en el cementerio municipal de Pereiró. 

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