Entre el campus de la Universidad y las canchas de Vigo

Sara Vidal, Aitana Santomé, Pablo Basante y Marta Domínguez compaginan sus estudios con su actividad como deportistas de alto nivel.
photo_camera Sara Vidal, Aitana Santomé, Pablo Basante y Marta Domínguez compaginan sus estudios con su actividad como deportistas de alto nivel.
Aitana Santomé, Sara Vidal, Pablo Basante y Marta Domínguez compiten al más alto nivel mientras estudian en la UVigo

Los estudios universitarios son una de las razones más comunes para dejar a un lado carreras deportivas, en especial si se trata de deportes minoritarios en los que el éxito no asegura un futuro laboral pasada una cierta edad. Alumnos de la Universidad de Vigo como Aitana Santomé, Pablo Basante, Marta Domínguez o Sara Vidal son una excepción a esta regla, pues han decidido compaginar la competición a  un altísimo nivel con sus estudios de grado, que logran llevar al día pese a las múltiples dificultades que esto entraña.

“Sé que mi carrera laboral va a ser mi futuro, porque la de deportista me durará hasta los treinta y pocos”, afirma contundentemente la estudiante de Derecho y alero del Celta Zorka Recalvi, Sara Vidal. Aunque esta no fue su primera opción –prefería Márketing–, escogió Derecho cuando el club le brindó la oportunidad de competir en el primer equipo, al terminar Bachillerato. 

Como Vidal debe entrenar casi todas las mañanas, acudir a clase es completamente incompatible con su horario de entrenamiento. “Al principio de cada cuatrimestre, hablo con cada profesor y les explico mi situación, pues no puedo dejar de trabajar por ir a clase ya que tengo un contrato laboral con el club”, señala. Ahí comienzan los primeros problemas, pues “algunos me dan muchas facilidades y otros se niegan a entenderlo”, por lo que si no fuese por sus compañeros que le ayudan con el día a día, lo tendría mucho más difícil, pues al no hacer evaluación continua “me lo juego todo a un examen”. Sara confía en sacarse la carrera, “como mucho, en cinco años” y confiesa que “me llegué a plantear dejar los estudios, pero voy aguantando” porque es consciente de que debe contar con ese plan B.

En la misma línea apunta Aitana Santomé, que estudia Ciencias de la Actividad Física y del Deporte mientras ejerce de lateral en el Balonmano Porriño, uno de los equipos femeninos más destacados en España: “La vida del deportista es la que es, al llegar a una edad se acaba y lo tenemos que tener claro”. En su caso, el club le pone todas las facilidades programando los entrenamientos muy por la tarde, por lo que puede acudir prácticamente sin problemas a sus clases en el campus de Pontevedra. Eso sí, “tengo que coger mucho el coche y eso acaba cansando”.

Aitana indica que la “paciencia” es la clave para poder compaginar ambas cosas. Paciencia y sacrificio, pues en ningún momento se planteó dejar la carrera o los estudios, aunque su prioridad es “no agobiarme”. Si hay algún cuatrimestre en el que “veo que no me da o no llego, priorizo un poco más el balonmano porque no pasa nada por dejar una asignatura para junio”. Pese a esto, Santomé lleva sus estudios al día y espera terminar el tercer año del grado en junio. 

Cuando Pablo Basante llegó a Vigo desde su localidad natal de Oleiros, dejó atrás su carrera en el voleibol para estudiar el doble grado Derecho-ADE en el campus vigués. “Quería ver cómo me adaptaba a la ciudad porque nunca había estudiado fuera de casa”, señala. Pero se dio cuenta de que “sentía que me faltaba algo” y recaló en el Club Vigo, del que es colocador. 

Basante destaca que compaginar esta competición con los estudios es “muy estresante”. Su día a día consiste en ir a clase por la mañana, estudiar algo al volver, hacer sesiones de gimnasio y luego ir a entrenar. “Tengo poco tiempo libre, sobre todo si es época de exámenes o con muchos trabajos”, comenta. Pablo tiene claro que “mi futuro ahora está relacionado con el voleibol. Una vez lo termine, si puedo dedicarle más tiempo mientras trabajo y me puedo mantener, genial”. 

Quien ya ve el final del grado en el horizonte es la viguesa Marta Domínguez, que compagina sus prácticas curriculares de la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte con el squash, donde compite al más alto nivel, en el circuito internacional. “Es cierto que no estoy en una carrera a la que tengas que dedicarle demasiadas horas, pero también hay que hacer muchos trabajos y me cuesta”, explica Marta, quien matiza que “este último año que entré en el circuito internacional me costó mucho más compaginar deporte y estudios, pero como estoy a punto de acabar prefiero hacerlo ya”. La jugadora viguesa agradece todas las facilidades de su entrenador para adaptarse a sus horarios, pero lamenta que “hay profesores que nos hacen este trabajo más complicado a pesar de que hay una ley que nos ampara a los deportistas de alto nivel permitiéndonos faltar más a clase siempre que lo justifiquemos”.

“Nadie nos pone ningún tipo de presión”

Si algo tienen en común Aitana, Marta, Sara y Pablo además de ser deportistas que compiten a un alto nivel mientras se sacan un grado universitario es que este año están consiguiendo grandes resultados, tanto a nivel individual como colectivo; pues el Balonmano Porriño aspira a jugar en Europa, Domínguez ha entrado en el circuito internacional, el Celta Zorka marcha segundo en la Liga Challenge –muy cerca del ascenso–  y el Club Vigo lucha por ascender a la Superliga 1 –la máxima categoría española–. Y los cuatro aseguran que no se sienten presionados por esta circunstancia.

“Ni por parte del club ni del cuerpo técnico, nadie nos pone ningún tipo de presión”, expone Santomé, que sí que reconoce que “a lo mejor una misma se mete más presión para estar bien en los partidos”.

Lo mismo explica Sara Vidal, quien apunta que “estamos muy acostumbradas a compaginar el colegio con el baloncesto y no podíamos dejar de entrenar por tener exámenes al día siguiente, por lo que ninguna presión”.

Basante señala que el club les dejó bien claro que “teníamos un objetivo claro –la permanencia– y ya lo hemos superado. Ahora intentaremos ascender, pero con más motivación que presión”.

Por último, Marta Domínguez aclara que “ni mis padres ni mis entrenadores me han presionado nunca, pero yo me considero una persona responsable y me esfuerzo por sacar las cosas día a día”.

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