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El cambio de hábitos de los vigueses hunde el comercio de Carral

Cartles como éste se repiten por toda la corta calle Carral.
photo_camera Cartles como éste se repiten por toda la corta calle Carral.
La profunda remodelación de la calle no ha impedido su declive. Según los comerciantes, el vecino centro A Laxe sería la causa

La calle Carral se desertiza y los cierres de tiendas y bajos se suceden. Pasa también en buena parte de la vecina Marqués de Valladares, en el pasado una calle con mucha más vida que hoy. Ambas vías son céntricas, la segunda es llana y han sido rehabilitadas y mejoradas de forma notable. ¿Entonces? Desde la nueva Federación Provincial del Comercio y el Turismo -todavía en fase de constitución- el también gerente de Centro Comercial Abierto Príncipe, Enrique Núñez, mantiene que buena parte de lo ocurrido se debe a un cambio en los hábitos de movimiento de los vigueses que ha provocado que una calle como Carral haya ido perdiendo peso. Se refiere en concreto a la apertura del centro comercial A Laxe y más específicamente a la pasarela peatonal con el Casco Vello que haría modificado de forma sustancial la movilidad. “Es un hecho visible, una vez se colocó el puente, la gente ha comenzado a pasar por el centro comercial para dirigirse al barrio histórico, porque es más cómodo, y ha tenido como efecto que calles como Carral se han quedado de lado. Y al final eso afecta a tener más o menos clientela”, explica. Sobre Marqués de Valladares, en cambio, considera que hay otras explicaciones que habría que vincular con la caída de un tipo de comercio que en su momento tuvo gran éxito, como Odilo en su día. 

A día de hoy los cierres ganan con diferencia en Carral, en especial en la parte más baja, donde ahora se añaden los locales en concesión municipal que también echaron el cierre, como la famosa peluquería, la más antigua de la ciudad. La armería también se encuentra en fase de liquidación y como ésta, otros bajos. Pedro Fernández echó el cierre en la peluquería tras 58 años en el establecimiento, al que llegó porque “como colgaba clase me castigaron trabajando con mi tío”. Su hijo continúa el oficio, pero ya en otro lugar. En cambio en la esquina de Carral con Victoria se mantiene firme Arjeriz, todo un clásico. 

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