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Los cafés se apuntan a la moda de 'charlas de idiomas'

El Café de Catro a Catro ofrece su "Tandeém de Idiomas" hace seis años.
photo_camera El Café de Catro a Catro ofrece su "Tandeém de Idiomas" hace seis años.

La tendencia comenzó hace una década y ahora cuenta con numerosos seguidores

 Aprender un idioma requiere práctica. Y para ello nada mejor que hablar sin miedos en un ambiente distendido como si fuera en un grupo de amigos. Esta es la filosofía que rigen los numerosos grupos de conversación que existen en Vigo y que surgieron hace casi una década con las primeras propuestas que se organizaron en la ciudad fuera de los ámbitos académicos imperantes hasta ese momento.
Los bares y cafés fueron los lugares elegidos por los interesados en practicar la conversación. En la actualidad, más de una decena de establecimientos ofrecen a sus clientes la posibilidad de tomar un cafecito mientras ponen al día sus conocimientos en inglés -el más demandado-, francés e incluso alemán. A esta oferta se suma la que se puede encontrar en las bibliotecas de Vigo y de toda el área metropolitana, donde existen clubes de lectura en diferentes idiomas, así como las iniciativas lanzadas por asociaciones o proyectos como el del Mercado de la Tía Ni, liderado por Nieves Loperena, que ofrece la posibilidad de “vivir un día completo hablando en inglés y realizando todo tipo de actividades” en un entorno natural y lejos de los agobios del tráfico y las prisas.  Además, ofrece la oportunidad de mantener conversaciones en este idioma una vez por semana en su local de A Ramallosa.
 Uno de los locales más veteranos en implantar esta modalidad para aprender un idioma fue la Creperie Bretonne. La idea surgió hace unos siete años cuando el profesor de francés y cliente del establecimiento, Jean Louis Bouvy les propone iniciar en aquel espacio una serie de charlas para mejorar el idioma. “Todo comenzó porque una conocida me pidió que le ayudase a recuperar su francés y les pedí en la crepería que me dejaran dar la clase de conversación”, recuerda.
 La elección del espacio fue fácil. “Es un sitio que me gusta y donde hay un ambiente muy  francés que acompaña muy bien a la intención de estas clases”. Finalmente, su conocida no apareció a la clase, pero sí lo hicieron otras personas que vieron en esta iniciativa una forma de recuperar su fluencia en la lengua de Goethe. 
 En los mejores momentos de esta iniciativa "llegaron a asistir catorce personas, pero eran muchos. Se trabaja mejor con grupos reducidos", comenta este profesor que hace hincapié en el hecho de que el objetivo final es "que la gente pierda el miedo a hablar, se suelte y tenga la oportunidad de practicar el idioma". Además, está convencido de que este método es "mucho más tranquilo y amable que una clase. Se puede acompañar a todos los participantes y los temas que tratas son infinitos".
En el Café de Catro a Catro el Tándem de Idiomas es ya un clásico de su programación cultural. Breogán Cabezas recuerda que comenzaron hace cuatro años coincidiendo cuando "mi hermana y yo cogimos la gerencia del local". Desde entonces, los martes y los miércoles ondean en las mesas las banderas de los países cuyos idiomas podrán ser practicados. "Hubo días en los que la asistencia llegó a las cuarenta personas, ahora ha bajado un poco y se ha estabilizado en una veintena", explica. Las lenguas más demandadas son el inglés y el francés, aunque en los peores años de la crisis el alemán ganó muchos adeptos para volver a caer en picado. n 

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