RICARDO RIO Alcalde de Braga y presidente del Eixo Atlántico

'Braga está en el medio de Oporto y Vigo y aprovecha esa posición estratégica'

Ricardo Rio, esta pasada semana en Vigo, en Círculo.
photo_camera Ricardo Rio, esta pasada semana en Vigo, en Círculo.

nnn  Ricardo Rio es el alcalde de la tercera ciudad portuguesa, Braga, y acaba de ser elegido presidente del Eixo Atlántico de los municipios de Galicia y Norte de Portugal, organismo con sede en Vigo y que más allá del Miño goza de un importante peso específico. Rio, del PSD (equivalente al Partido Popular) ha modernizado la ciudad, que en la actualidad cuenta con cerca de 200.000 habitantes (ha crecido en 20.000 residentes durante este siglo), hasta el punto de convertirse en un polo turístico, comercial (Ikea y su polo anexo, de creciente tirón)y tecnológico que disputa el liderazgo a Oporto y Vigo. Cuenta con dos universidades (la Universidade Católica Portuguesa y la Universidade do Minho) y con una decena de museos, y es considerada uno de los centros culturales más importantes de todo Portugal. Además, es la sede del Laboratorio Ibérico de Nanotecnología, uno de los centros punteros a nivel mundial. Esta semana participó en una jornada en Vigo organizada por Círculo de Empresarios que versó sobre las inversiones crecientes de Galicia en la Región Norte lusa.

¿El Eixo Atlántico tiene buena salud? ¿Cree que es ya una entidad  conocida y reconocida por España, Portugal y Europa?
El Eixo Atlántico ha asumido un papel decisivo en el contexto de la Eurorregión. Por todo el trabajo desarrollado y por toda la reflexión estratégica que ha producido, el Eixo Atlántico merece una mayor participación de los gobiernos de los países y la consecuente afirmación en el espacio europeo. Queremos afirmar el norte de Portugal y Galicia como motor de competitividad, innovación y colaboración institucional. Y hemos sido reconocidos como uno de los mejores ejemplos de cooperación transfronteriza dentro de la Unión Europea.
 

¿Qué va a suponer para usted presidir el Eixo? ¿Que en Portugal no haya autonomías supone para usted tener un mayor protagonismo en la Región norte?
Desde una perspectiva personal e institucional, y como alcalde de Braga, es extremadamente importante asumir nuevamente la presidencia del Eixo Atlántico. Estamos hablando de uno de los espacios de excelencia en términos de colaboración internacional, en el que Braga tiene todo el interés de participar activamente. Con esta participación, Braga tendrá un papel más importante en el fortalecimiento de un proyecto colectivo en las diversas dimensiones en las que el Eixo Atlántico ya ha estado trabajando, es decir, en términos de la demanda de mejores infraestructuras, como en términos del ferrocarril, de la valorización de proyectos comunes, como la revitalización de los Caminos de Santiago, pero también, en dimensiones tan importantes como Cultura y Deporte.

¿Qué retos tiene el Eixo por delante en los próximos años en infraestructuras e integración?
Queremos un territorio en el que sus ciudadanos se conviertan en motores de crecimiento para sus respectivos países y que las ciudades que conforman esta asociación transfronteriza también se conviertan en ejemplos a seguir. Para este nuevo mandato, uno de los ejes estratégicos de nuestra acción será la capacidad de establecer una población en la Eurorregión. Para esto, es necesario atraer nuevas inversiones que generen empleo y el tejido económico y comercial que atrae talento y permite a la población establecerse en el territorio. Queremos alinear nuestras acciones con las prioridades de la Unión Europea y con la Agenda Urbana que mejora e identifica mejores soluciones para el desarrollo sostenible de la Eurorregión. En el ámbito de las infraestructuras, durante este mandato se realizarán reuniones con los ministros responsables de obras públicas en España y Portugal para monitorear las obras previstas en el segundo paquete de infraestructura, paralizadas por los procesos electorales de ambos países. Estas intervenciones incluyen obras ferroviarias como el desvío a Braga de la línea del Miño, la salida sur de Vigo, el Corredor Atlántico en el ámbito ferroviario y las conexiones por carretera entre Ponferrada-O Barco de Valdeorras-Monforte-Ourense, la sección pendiente de conexión Lugo-Santiago, o la mejora de la conexión entre Bragança y Puebla de Sanabria.

¿Considera que es Braga un municipio que se ha colocado en el medio de Vigo y Oporto como una ciudad emergente? Lo digo por su papel comercial, en investigación tecnológica y cultural.
Es un hecho que Braga asume una ubicación estratégica y ha podido aprovechar esa posición. Braga es un destino obligatorio cuando se trata de emprendimiento e innovación. Una ciudad cada vez más dinámica y efervescente con un espíritu emprendedor, donde la excelencia del conocimiento, proveniente de nuestras universidades e institutos de investigación, tiene un papel principal. Pero Braga no se limita a sus habilidades académicas. La participación con toda la Región norte y las sólidas conexiones con nuestro vecino Galicia, hacen de la ciudad el epicentro de una estrategia de afirmación global. Braga es ahora el cuarto municipio más exportador de Portugal, es una de las ciudades más jóvenes (con un 40 por ciento de su población menor de 30 años), es un espacio para la innovación y la creatividad, siendo una Ciudad Creativa de la Unesco y candidata a Capital Europea de Cultura en 2027. Pero su posicionamiento no solo es beneficioso para Braga, sino para la Eurorregión que se relaciona con él.

Hace unos días el alcalde de Oporto dijo que era partidario de avanzar en lo que llamó Iberlux (como el Benelux), uniendo más a España y Portugal, comenzando con la creación de entidades ibéricas. ¿Está de acuerdo?
No mucho. Creo que es importante continuar fortaleciendo los lazos entre los dos países, reforzando el papel que, juntos, pueden desempeñar a escala mundial, incluso en relación con África y América Latina. Sin embargo, creo que se debe seguir una estrategia básica: fortalecer las afinidades culturales y la empatía entre los ciudadanos, fortalecer los lazos de colaboración entre agentes y territorios. Y, solo como el fin de una estrategia común, acercar formalmente a los dos Estados y sus instituciones.

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