En la temporada alta de bodas en Vigo las parejas buscan sorprender a sus invitados con enlaces en sitios inusuales y diferentes. “Los novios huyen de los salones de boda típicos y en iglesias cada vez se casan menos”, explica Ledicia Hernández, de Ledicias Wedding Planner, pues las bodas civiles han ganado terreno a las religiosas.
Uno de los lugares que está atrayendo cada vez a más parejas es la Fundación Sales, que cuenta con un aforo máximo de 120 personas. Patricia Vázquez señala que están acogiendo muchas bodas este año y que detecta que tras la pandemia la tendencia son las celebraciones más pequeñas. Las parejas pueden hacer uso de varios espacios del jardín botánico y cuentan con la zona cubierta del invernadero. Aunque el recinto está cerca de Samil y se realizan varias actividades durante el año hay habitantes de la ciudad que desconocen la existencia del lugar. Así, Mónica da Silva de Galicia en Boda, que se encargó de organizar una de las últimas bodas que se han celebrado en la Fundación Sales, confiesa que los invitados, pese a ser vigueses, no conocían el jardín botánico y se quedaron sorprendidos.
Otro de los recintos destacados es el Museo do Mar, cuyo gran atractivo es la proximidad con la Ría de Vigo. Esta característica permite que los novios puedan llegar en barco, como explica Rubén Ocampo de Eventualive que ocurrió en una boda que organizaron allí con las islas Cíes de fondo. También son habituales las bodas entre las obras de arte de la Pinacoteca Francisco Fernández del Riego, un espacio que ofrece el Concello de Vigo para los casamientos junto al ampliamente solicitado Pazo - Museo Quiñones de León.
Además de los recintos preparados para acoger este tipo de eventos, hay parejas que quieren celebrar su boda en un lugar concreto porque para ellos es especial a nivel sentimental, pero estos deseos conllevan una inversión de dinero para acondicionar el espacio con elementos básicos como baños portátiles. “La gente cree que hacerla en sitios inusuales es más barato, pero no”, señala Mónica da Silva de Galicia en Boda. También es necesario pedir ciertos permisos para organizar un evento de estas características. En este sentido, Rubén Ocampo de Eventualive apunta que es "muy difícil hacer una boda en la playa".
Cerca del mar, en un acantilado en Monteferro, planificó Mónica Vázquez de Adoro las Bodas un enlace a petición de la pareja. "Su ilusión era casarse ahí con las Cíes de fondo", asegura. Reconoce que fue complicado organizarlo porque al tratarse de un sitio público existía la posibilidad de que, por ejemplo, el día de la ceremonia hubiera vehículos aparcados. La wedding planner confiesa que, aunque todo acabó bien, cuando llegaron para iniciar el montaje se encontraron con un grupo de surfistas y sus caravanas, que abandonaron la zona al comprender la situación. También apunta que todos los senderistas que pasaban se quedaban sorprendidos por lo inusual del espacio para una boda.
Las ruinas de un molino en Tomiño fueron escenario de otra boda insólita organizada por Mónica Vázquez. Los novios descubrieron el lugar paseando por el bosque con su perro y les pareció una buena opción para celebrar el acto. “Montamos el arco en las ruinas del molino y quedó muy original. Era arriesgado porque no teníamos plan B si llovía”, reconoce la wedding planner de Adoro las Bodas.
Al margen del lugar de la ceremonia, Mónica Vázquez destaca que los novios intentan innovar y están en auge las bodas temáticas relacionadas con cómics o películas como Star Wars o El Señor de los Anillos.
CAMBIANDO LA RÍA DE VIGO POR EL RÍO MIÑO
Ledicia Hernández de Ledicias Wedding Planner asegura que “mucha gente quiere casarse en Vigo por el mar”, pero algunas parejas, teniendo en cuenta también el factor económico, acaban decidiendo celebrar el evento en localidades del interior próximas a la ciudad y a orillas del río Miño como Arnoia. También los hay que optan por alquilar una aldea como Couso Galán (Xinzo de Limia), aunque es una alternativa bastante desconocida.
La wedding planner señala que la mayoría de las parejas viguesas a las que asesora eligen celebrar su boda en un priorato de Arnoia del siglo XVI, que cuenta con un balneario y habitaciones para hasta 54 personas. Además, apunta que los enlaces nupciales se ofician en lugares como una carballeira o un pantalán. También aprovechan la proximidad del Miño para organizar entradas sorprendentes de los novios en barco o motos de agua.
