La hermandad viguesa tiene la exclusividad en la comarca esta práctica secular en voltear una pieza de 1.600 kilos
n n n La lluvia impidió ayer que los fieles sacasen a los santos en procesión, pero aún así los miembros de la Irmandade de Santa Ana echaron a volar las campanas. “Solo dos vueltas”, indicó ‘Pupe’, el presidente de la directiva, a sus compañeros que esperaban las indicaciones desde el campanario. Esa fue la compensación a los numerosos vecinos que esperaban la tradición secular, única en toda la comarca viguesa.
“No lo puede hacer cualquiera, tiene su técnica y hay que estar preparados; el espacio allá arriba es muy reducido y si no se tiene cuidado, la campana puede arrastrar a uno”, explica el directivo al cargo. La hermandad ya está formando a un joven de la parroquia para asegurar el relevo generacional. Los cuatro más veteranos se encargan de voltear la grande, dos delante y dos detrás la hacen giran completamente; mientras, las nuevas incorporaciones se encargar de hacer repicar a las tres pequeñas. En total, doce integrantes de la Irmandade suben al campanario.
La campana de Beade, con 1.600 kilos y con un metro con diez de diámetro, es la de mayor tamaño del término municipal. Sólo su badajo alcanza los 40 kilos.
La campana echa a volar en Beade cuatro días al año en honor de Santa Ana. Lo hará tres veces al día, a las 8, a las 13 y a las 20.30 horas hasta este domingo. El resto de los meses es el párroco quien hace sonar las campanas con la instalación automática.
“Solo en días especiales o cuando fallece algún familiar de la Irmandade de Santa Ana tocamos las campanas a mano”, apunta “Pupe”, para quien el sonido es muy diferente cuando se saca de forma manual.n
“No lo puede hacer cualquiera, tiene su técnica y hay que estar preparados; el espacio allá arriba es muy reducido y si no se tiene cuidado, la campana puede arrastrar a uno”, explica el directivo al cargo. La hermandad ya está formando a un joven de la parroquia para asegurar el relevo generacional. Los cuatro más veteranos se encargan de voltear la grande, dos delante y dos detrás la hacen giran completamente; mientras, las nuevas incorporaciones se encargar de hacer repicar a las tres pequeñas. En total, doce integrantes de la Irmandade suben al campanario.
La campana de Beade, con 1.600 kilos y con un metro con diez de diámetro, es la de mayor tamaño del término municipal. Sólo su badajo alcanza los 40 kilos.
La campana echa a volar en Beade cuatro días al año en honor de Santa Ana. Lo hará tres veces al día, a las 8, a las 13 y a las 20.30 horas hasta este domingo. El resto de los meses es el párroco quien hace sonar las campanas con la instalación automática.
“Solo en días especiales o cuando fallece algún familiar de la Irmandade de Santa Ana tocamos las campanas a mano”, apunta “Pupe”, para quien el sonido es muy diferente cuando se saca de forma manual.n
