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La batalla invisible del centro de salud

Los centros de salud mantienen la atención telefónica.
photo_camera Los centros de salud mantienen la atención telefónica.
 La atención al coronavirus añadió nuevas tareas a los ya de por sí sobrecargados centros de salud, cuyos médicos de familia y pediatras se ocupan de pedir pruebas, comunicar resultados, rastrear contactos y hacer seguimiento de los 1.435 pacientes infectados que están en domicilio, además de atender a los pacientes de su cupo con los mismos medios que tenían antes de la pandemia. En este momento, los hospitales se ocupan de los 67 contagiados que están más graves, mientras el resto de pacientes le corresponden a Atención Primaria. A esto se suma el hecho de que las autoridades decidieron que la atención en los centros de salud debía ser mayoritariamente telefónica para evitar contagios entre los pacientes en la sala de espera, aunque se cita de forma presencial a los usuarios que deciden los facultativos, y todo esto se hizo con las mismas líneas de teléfono y con el mismo personal de oficina que había antes de la pandemia. Esto empeoró el acceso a los centros de salud en los que ya son habituales las listas de espera de una o dos semanas, en función de los casos, para conseguir una cita telefónica. Los facultativos hacen las mismas o incluso más consultas que antes, aunque su labor no sea visible para la mayoría de los ciudadanos.
 

“Acabamos con 58 citas en jornadas que están llenas de imponderables”

n n n Un médico de familia que prefiere mantener el anonimato narra su día a día en primera persona: “Cuando me acerco al Centro de Salud empieza a aflorar en mí una cierta inquietud, desasosiego y ansiedad, por no saber cada día los imponderables que me voy a encontrar en mi trabajo. A las 8 de la mañana la entrada del centro está ocupada por gente perfectamente ordenada y alineada, con sus volantes de petición en la mano, en estos tiempos con bufandas, chaquetones, sino paraguas, esperando poder entrar para que enfermería proceda a realizar sus extracciones de muestras pendientes. Antes saludaban, ahora ya no, y muchas veces hasta te miran con desconfianza. Les oigo murmurar lo mal que está el sistema y otras veces centran en el personal sanitario sus quejas y toda su frustración.
 Al entrar voy al Área administrativa, me confirman casi todo el día alguna ausencia de compañeros, sino contagios y/o cuarentenas y paso a limpiar y desinfectar la consulta, ponerme el uniforme reglamentario y las medidas de protección dictaminadas por la Unidad de Prevención de Riesgos laborales.
 Todos los días, antes de empezar reviso dos listas de trabajo fundamentales para conocer el posible devenir de día: la lista de pacientes covid activos de mi cupo con las nuevas incorporaciones y la lista total de citas para ese día. Hoy inicio el día con 38 citas, tengo que atender también consultas de dos compañeros ausentes. Al menos 8 citas son ya en ese momento presenciales, de pacientes que ya cité unos días antes y que por diferentes motivos preciso atender yo de forma directa en la consulta.
 A las 8,30 ya inicio llamadas a domicilios, despertando en muchas ocasiones a los pacientes, que a pesar de ello agradecen mi preocupación Tengo conmigo un MIR , con el comparto impresiones de cada paciente, enseño el manejo clínico y diagnóstico de cada caso e intento explicar el porqué de las decisiones que tomo. 
A las 9 la enfermera ya ha entrado el menos tres veces en mi consulta para darme información de pacientes que tenemos al cargo de forma común, o para acordar pautas vacunales de pacientes de riesgo, o para enseñarme el resultado de un Sintrom que ha hecho a domicilio y otras muchas tareas que tenemos de responsabilidad conjunta.
 A las 10 de la mañana la lista de pacientes está ya en 44. En el margen de las citas suele poner : PCR, posible covid, dice urgente, no puede esperar... Me resitúo y continuo con el trabajo. A las 12 paro mis veinte minutos. Ya he revisado presencialmente a varios pacientes programados y he consultado a unos pocos que he mandado venir en el día pues los síntomas que referían necesitaban que los explorase y solicitase alguna exploración complementaria antes de tratarles. A esa hora el listado refleja ya 50 citas.
 El tiempo del café aprovecho con el residente para que me comente la última guardia hospitalaria, me hable de la sesión clínica que está preparando y las últimas dudas. Al volver la enfermera me enseña para interpretar varios electros que ha hecho programados,me comenta resultados de pacientes pendientes de pcr, y me da las nuevas de algún paciente que ha visitado en domicilio. Siguen apareciendo en listado nuevas sospechas de covid y nuevos controles de contactos.  Llegan las 14,15 y aceleramos en lo que podemos, pues a las 14,30 nos echa de la consulta el compañero de tarde. Buscamos alguna consulta libre, que no suele haber y si no hacemos las últimas citas telefónicas desde la biblioteca. 
Acabamos la jornada a las 15,30 con 58 citas, dando las gracias por no haber tenido ese día ninguna demanda de atención domiciliaria, ni ninguna salida urgente con la ambulancia del 061. Si nos pasa eso en un día como el de hoy no acabamos hasta las 16-16,30. Aún así antes de salir revisamos el correo, vemos los nuevos protocolos de covid y revisamos algún correo de pacientes”.n

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