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Bandas del Este en Vigo forman a mujeres para desvalijar pisos

Una de las mujeres investigadas en Vigo dentro de un grupo por casi 50 asaltos.
photo_camera Una de las mujeres investigadas en Vigo dentro de un grupo por casi 50 asaltos.
El número de detenidas repunta y se detecta una mayor presencia en grupos especializados

  Los golpes más importantes asestados por las fuerzas y cuerpos de Seguridad en el último años en Vigo a bandas especializadas en robos en pisos ha confirmado   que existe una mayor presencia de mujeres en las filas de estos grupos itinerantes, la mayoría del Este. Fuentes de investigación policial explican que optan por dejar la ejecución de sus ‘golpes’ en manos femeninas con el objetivo de no llamar la atención. 
En diciembre del año pasado, la Guardia Civil detenía a tres presuntos integrantes de un grupo de albaneses al que se le atribuyen medio centenar de robos en pisos en Vigo, su área, Galicia y Asturias. Entre los detenidos, había una mujer. 
Esta misma semana, la Policía arrestaba a dos ciudadanas que aportaron documentación croata, cuando supuestamente intentaban acceder a una vivienda. Los investigadores están convencidos de que no venían solas y de que formaban parte de un grupo jerarquizado en el que ambas habían sido adiestradas para el “trabajo de campo”. Así lo aseguran fuentes de Comisaría que explican que  “una mujer, joven, bien vestida, que entra en un portal no llama la atención, ni genera desconfianza”. Pero para llegar a este momento, antes han tenido que pasar un periodo de formación e incluso unas “prácticas”. 
En Vigo, al margen de las bandas itinerantes, en el último año se han incrementado las detenciones de mujeres, aunque en número  aún es muy pequeño si se compara con el de hombres. Además, los delitos, explican fuentes policiales, son  mayoritariamente sin violencia, lo que hace que la tasa de presas sea muy inferior.
Según Instituciones Penitenciarias, a día de hoy, el porcentaje de mujeres que cumplen condena en la cárcel de A Lama es del 5,9% frente a la población reclusa masculina, claramente mayoritaria.
Y si por los datos podría deducirse que la delincuencia es cosa de hombres, hay ámbitos, explica la Policía, en el que ellas ganan por goleada. Al menos en Vigo, son ellas las reinas de los hurtos, robos menores al descuido en establecimientos o a viandantes con el conocido “método del abrazo”, un tipo de acto delictivo que multiplica las identificaciones.

Ataques planeados y abusos  

 Pese a que los registros de detenciones de mujeres es pequeño en  cuanto a delitos violentos y apenas un 1% relacionados con abusos de tipo de sexual, en  menos de dos años se han detectado media docena de casos en Vigo.
El más reciente tenía lugar hace unos días, cuando una joven era detenida por clavarle unas tijeras en el cuello a su compañero de piso que intercedió en una pelea con otra de las inquilinas en una vivienda de Castrelos.  Las lesiones fueron de menor gravedad.
Según la Policía, por su experiencia, las mujeres que matan lo suelen hacer por envenenamiento o a través de otra persona,  y lo hacen de forma planeada y en muy contadas ocasiones bajo la improvisación. 
Cinco años y medio de cárcel aceptó en septiembre María del Mar, una ourensana residente en Vigo, que el pasado año intentó asesinar a la novia de su exmarido fingiendo un sucidio. Lo había planeado todo, hasta el mínimo detalle. Utilizó un cuchillo para amenazar  a la víctima a la que obligó a tomar sedantes y a la que pensaba meter en la bañera fingiendo un suicidio. No contaba con que la agredida tuviera fuerzas para gritar y  menos que fuera escuchada por una vecina.  La Policía llegó en el momento preciso para frenar  el asesinato. A pesar de todo, María del Mar acuchilló a su rival amorosa, que pudo recuperarse de las lesiones.
El año pasado, era detenida otra mujer por un presunto caso de rapto sexual. Su marido se quitaba la vida al tirarse por la ventana desde un noveno piso de un edificio en Castrelos.  Está a la espera de juicio, en prisión, investigada no sólo por delitos de índole sexual sino también por trata de blancas.
Ligia, de 36 años, fue condenada en septiembre de 2019, a seis años de cárcel por plantar fuego a su piso en Elduayen.

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