La Policía también habló de la insistencia del acusado para que la víctima volviera con él y aseguró durante el juicio que tras rastrear su teléfono móvil se pudo comprobar que había instalado varias aplicaciones “espía” que posteriormente había borrado. Uno de los agentes añadió que en el correo había una pestaña que daba directamente al de Ana con su contraseña con lo que tenía acceso a su información. Relató que seguramente se hizo con la contraseña cuando se llevó el móvil de la joven durante un viaje a Portugal. A este respecto, Samuel había declarado que precisamente tras la sustracción del teléfono, acompañó a la joven a hacer una copia de la tarjeta y le ayudó a cambiar sus claves.
La actitud del acusado las horas posteriores al crimen sorprendieron a sus amigos, a la Policía y también a su exmujer quien declaró que no le avisó para ir a ver a los niños y que no era habitual presentarse tan temprano.
Cuando César llegó a Comisaría después de que la Policía le localizara por teléfono, se encontró con dos amigos que le contaron que Ana había sido asesinada. Ante la noticia, sólo dijo, según afirmaron: ¡Qué movidón! y momentos después se fue al baño, donde estuvo varios minutos con el grifo abierto.
En la sesión de ayer, también declararon la madre y el hermano de la víctima. Aseguraron que no sabían nada de su relación con el acusado pero que la notaron durante una época algo más arisca y nerviosa pero luego mejoró.n
