La expectación era máxima y los fans más incondicionales de Sting no quisieron perderse la provablemente fue la actuación estrella del verano en Vigo. Sin embargo, la capacidad de convocatoria del cantante británico atrajo también a público de otros puntos de Galicia e incluso desde Portugal.
Aquellos que lograron hacerse con una de las 5.000 entradas puestas a la venta para la zona más próxima al escenario no tuvieron grandes dificultades a la hora de poder ver a su ídolo, sin embargo, aquellos que se quedaron sin los codiciados tickets tuvieron que coger sitio en las gradas de Castrelos con mucha antelación. Algunos de los seguidores de Sting decidieron acampar en la zona ya desde la mañana, con sillas de playa, sombrillas para protegerse del sol y neveras portátiles llenas de comida para poder guardar los puntos con mejor visibilidad durante cerca de doce horas.
Sin embargo estas esperas no fueron las únicas, ya buena parte del público también hizo cola para comprar las entradas. Fans como Alberto Durán acudieron a la taquilla del Concello a las 8 de la mañana para hacerse con una. “Con suerte tiempo y ganas se pueden conseguir entradas”, aseguró Xosé Costas, que también madrugó. Otros seguidores de Sting como Ariadna y Abel no tuvieron tanta suerte en el primer intento, pero reconocen que lograron hacerse con entradas en la reventa “a precios asequibles”.
Más de dos años después de ser anunciado, el concierto de Sting en Vigo hizo las delicias de sus fans, no solo por su amplio repertorio repasando todos sus éxitos, sino prácticamente como una catarsis que puso fin a los dos años de pandemia y de parón cultural recuperando el concierto del verano en Vigo.
