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Amelia Tiganus: “Los prostíbulos son campos de concentración”

La sala llena en el Marco.
photo_camera La sala llena en el Marco.

La activista contó en las jornadas de la Rede galega contra a trata su historia de superación desde que la vendieron por 300 euros a un proxeneta español

nnn  Amelia Tiganus asegura que “no soy una superviviente, soy una activista y femenista” con el objetivo de que “la sociedad humanice la figura de la mujer prostituida” y lo hace desde su plataforma feminicidio.net. Considera que la sociedad olvida “a nuestras hermanas en los prostíbulos, donde manadas de hombres van a penetrar por todos los agujeros a mujeres ultrajadas y convertidas en objetos de uso y abuso”. Su historia “es una entre millones, pero yo puedo contar este relato sin dolor”, explicó ayer en el Marco en la jornada “Por unas nuevas masculinidades fuera del mercado sexual”, que organizó la Rede galega contra a trata.
Procedente de Rumanía, ahora vive en Euskadi, pero recordó como hace 16 años la vendieron por 300 euros a un proxeneta español. “Yo no soñaba con ser puta -relató- soñaba con ser profesora o médica y además era buena estudiante. A los 13 años volviendo del colegio sufrí una violación mutliple de cinco chicos. Casi no recuerdo nada o no quiero recordar”, relató. Pero para ella “lo peor viene después, cuando no se nos cree, es una tremenda soledad. En mi caso nadie estuvo a la altura, ni mi familia, mis profesores o mis vecinos”. En esa situación “de vulnerabilidad las violaciones se convirtieron en sistemáticas. Pensé en suicidarme y me decía que si dejaba de pelear todo sería más fácil y sufriría menos”. Había caído en “un sistema de fabricar putas para exportar al primer mundo”, subrayó.
Así la trajeron a España para trabajar en prostíbulos, que define como “campos de concentración” donde “nos convierten en agujeros y receptáculos de semen”. No quiere estigmatizar a las prostitutas, que considera son el resultado de “una institución patriarcal”. Me niego a hablar de trabajadoras sexuales porque los proxenetas no son empresarios”, precisó. Luego están “los puteros que cada vez exigen cuerpos más jóvenes y no solo de niñas, también de niños, y por lo que se paga más es por las mujeres embarazadas y mujeres con discapacidad intelectual, esto no tiene que ver con el sexo, sino con ejercer el poder”, aclaró.
Para Amelia “no hay nadie más valiente que una víctima de trata para sobreponerse”. Ella misma no se sintió víctima hasta hace cuatro años porque “pensé que había hecho una mala elección sin ver que el consentimiento estaba viciado y había una situación de vulnerabilidad”. Para ella “el único debate que puede haber es el de abolir la prostitución” porque los otros dos modelos, de prohibicionismo o reglamentación, no han funcionado.

los hombres, clave
En la misma mesa redonda participó Iván Sambade, doctor en Filosofía Moral por la Universidad de Valladolid y miembro de la Cátedra de Estudios de Género, además de presidente de "Codo a codo", asociación de hombres por la igualdad de Palencia. Sambade destacó la importancia de la participación de los hombres "para decir no a la complicidad machista y seguir perpetuando un sistema en el que estamos privilegiados". Así se preguntó "por qué hay hombres que deciden utilizar a mujeres que no les desean, por qué hay puteros" y considera que "los hombres estamos socializados en una cultura patriarcal" que les anima "a tratar a las mujeres como seres para nosotros". Apuntó que "los hombres somos cómplices" y "entre nosotros nos identificamos como los que ostentamos el poder". Por lo que se refiere a la trata "no hay una libre elección y por tanto hay esclavitud". 
Para Iván Sambade las democracias son formalmente igualitarias, pero "vivimos en una ficción de igualdad". n

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