Dos estilos y un mismo concepto se dieron cita en otra entrega del ciclo de música del Auditorio Mar de Vigo
n n n De dos generaciones diferentes y con dos estilos musicales, Alejo Stivel y Amaro Ferreiro compartieron velada en una nueva entrega de TerraCeo, en la azotea del Mar de Vigo y coincidieron en la búsqueda de esa complicidad íntima con el público que acudió a la convocatoria.
Amaro jugó en casa. Se sintió cómodo con flanqueado por su ría, interpretó temas propios de su último trabajo, “Personajes secundarios”, así como canciones interpretadas con su hermano Iván, con quien dio un concierto en la víspera en el Náutico de San Vicente del Mar.
El argentino Alejo Stivel se sintió cómodo con su público y aumentó las revoluciones sobre el escenario. Cantó temas propios como “A tus pies” o “Yo era un animal”, pero no pudo dejar de interpretar los clásicos de su ex-banda Tequila¨, “Un rock & roll en la plaza del pueblo”, “Mr. Jones” o “Dime que me quieres”.
No podía faltar su tributo a Who con “Que el tiempo no te cambie”. Con éxitos como “Necesito un trago”, “Me vuelvo loco” y “Salta”, ya convertido en un himno para los incondicionales y con la que puso el broche de oro.
Un aforo limitado a 400 espectadores, distanciamiento social y el acomodo obligatorio en sillas para seguir los conciertos propició un ambiente tranquilo que en ocasiones confrontaba con el ritmo y la energía que imponían los músicos.n
Amaro jugó en casa. Se sintió cómodo con flanqueado por su ría, interpretó temas propios de su último trabajo, “Personajes secundarios”, así como canciones interpretadas con su hermano Iván, con quien dio un concierto en la víspera en el Náutico de San Vicente del Mar.
El argentino Alejo Stivel se sintió cómodo con su público y aumentó las revoluciones sobre el escenario. Cantó temas propios como “A tus pies” o “Yo era un animal”, pero no pudo dejar de interpretar los clásicos de su ex-banda Tequila¨, “Un rock & roll en la plaza del pueblo”, “Mr. Jones” o “Dime que me quieres”.
No podía faltar su tributo a Who con “Que el tiempo no te cambie”. Con éxitos como “Necesito un trago”, “Me vuelvo loco” y “Salta”, ya convertido en un himno para los incondicionales y con la que puso el broche de oro.
Un aforo limitado a 400 espectadores, distanciamiento social y el acomodo obligatorio en sillas para seguir los conciertos propició un ambiente tranquilo que en ocasiones confrontaba con el ritmo y la energía que imponían los músicos.n
