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Alejados de la radiación

Los niños rusos, a su llegada, con el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña.
photo_camera Los niños rusos, a su llegada, con el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña.
Cada verano, la asociación sin ánimo de lucro Ledicia Cativa acoge temporalmente en Galicia a más de medio centenar de niños de la región rusa de Briansk, la más afectada por el desastre nuclear de Chernóbil
nnn Los dos meses que pasan en Galicia cada año ayudan a incrementar su esperanza de vida hasta unos dos años, afirma Ángel Pérez, delegado de Pontevedra de la ONG gallega, avalado por los estudios médicos que les hacen llegar las autoridades rusas que colaboran con la organización. Esta es la realidad de los 65 niños y niñas que este año llegaron a la comunidad –cuatro de ellos son acogidos por familias viguesas– para pasar el verano y huir de la radiación de su tierra natal.
Llegaron a Galicia el pasado 29 de junio y se irán el próximo 29 de agosto después de dos meses de diversión, aprendizaje y, lo más importante, un entorno muy favorable para el delicado estado de salud al que les expone el mero hecho de haber nacido en la región de Briansk, donde el desastre nuclear de Chernóbil azotó con más fuerza a su población –y seguirá haciéndolo durante siglos– en forma de radioactividad.
Cada año, la asociación planea actividades para que los niños y niñas se reúnan (están dispersos por las cuatro provincias gallegas) y pasen un buen rato a la vez que aprenden sobre la cultura de su país de acogida. Esta vez han podido disfrutar de una visita al Pazo de Mariñán, en A Coruña, y de un viaje al lago de Valdoviño, también en la provincia herculina.
La buena alimentación, el sol y el aire puro gallego son el 'secreto' que hace que estos dos meses supongan una gran diferencia en la vida de los muchachos, apunta Ángel Pérez. Esto contrasta con los duros inviernos de la zona, en los que alcanzan los veinte grados bajo cero en muchas ocasiones. Además, suelen tener situaciones familiares desfavorables, por lo que esta experiencia en tierras gallegas les resulta de gran ayuda.
La iniciativa surgió hace 24 a partir de un matrimonio de Ourense que se decidió a acoger a un niño afectado. En esa época se pidió a la ONU que los países miembros hicieran algo al respecto para mejorar la vida de estos niños.
Cualquier familia puede unirse a la iniciativa de Ledicia Cativa, que va aumentando paulatinamente cada año. Lo único que se pide, señala el delegado de Pontevedra, es compromiso, pues no se trata de algo de un solo verano. La idea es que empiecen a venir desde pequeños hasta la mayoría de edad.n

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