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Los accidentes crecen en la A-55 y hasta 2030 no habrá otra autovía

El coche accidentado poco antes de las 10 de la mañana, en la subida a Puxeiros.
photo_camera El coche accidentado poco antes de las 10 de la mañana, en la subida a Puxeiros.
La actuación de mejora de Fomento no frena los siniestros y ayer se sucedieron siete en apenas unas horas

La actuación de mejora de seguridad realizada por el Ministerio de Fomento en la autovía A-55 por casi 10 millones de euros ha resultado por completo insuficiente y los accidentes continúan repitiéndose sin parar, en especial en jornadas como la de ayer, en que el mal tiempo -nieblas y lluvias- convierten la carretera entre Vigo y Porriño en una auténtica trampa. 
Entre las nueve y las 13 horas, según informaron Tráfico de Pontevedra y Protección Civil de Mos, se sucedieron siete colisiones múltiples, de ellas una con un herido de cierta gravedad, que provocaron además retenciones, afectados leves y golpes en al menos una docena de vehículos en una estampa no por conocida menos grave. El siniestro de mayor impacto se produjo en esta ocasión en el kilómetro 9, en Tameiga, en el ascenso hacia Puxeiros, cuando un vehículo perdió aparentemente aceite, lo que a su vez provocó que varios automóviles colisionaran entre sí. Protección Civil de Mos, Tráfico y emergencias tuvieron que intervenir, y mientras tanto la retención alcanzó dimensiones espectaculares durante más de 30 minutos en una hora punta, con circulación intensa. 
Además, otros siete accidentes se fueron repitieron a lo largo de la autovía, tanto en el trecho de subida hacia Puxeiros como de descenso hacia Vigo, pero en este caso de “chapa y pintura”, con varios coches implicados y en todos los casos porque el agua con la inclinación convierten a la A-55 en una trampa. 
Y así seguirá muchos años: la propuesta del Gobierno anterior de construir una autovía nueva -la prolongación de la A-52 desde Porriño hasta Vigo con un túnel- a través de un programa extraordinario de carreteras extrapresupuestario por unos 300 millones de euros fue anulado por el actual, que prefirió realizar dicha actuación a través de varias anualidades en los Presupuestos del Estado, que no fueron aprobados ni lo serán hasta 2020. 
A partir de ahí, ya tomando el camino presupuestario, un largo proceso administrativo que incluirá la declaración de impacto, el estudio informativo y otros trámites antes de que se inicie una obra que incluye un paso inferior bajo el Meixoeiro. Según el Concello de Vigo, que acusó al Gobierno de Rajoy de dejar caducar los plazos de la declaración de impacto, el proceso podría finalizar con estos plazos en 2030. Nunca antes.
Los accidentes de ayer se produjeron en el tramo central, el más peligroso, entre Tameiga y  Puxeiros. 
Curiosamente, según señalaron desde Protección Civil de Mos, hay más choques y colisiones en el tramo ascendente que en la bajada. Quizá porque en el descenso está limitado a 60 por hora -velocidad inferior a la mínima para circular por las autopistas- para reducir al menos la gravedad de los siniestros, lo que sí se ha conseguido a base de acumular radares, cuatro en apenas cinco kilómetros, probablemente la mayor concentración de la red estatal.
El principal problema es aún las curvas de Tameiga y los Molinos, que concentran el 80 por ciento de los siniestros que se producen a lo largo de todo el vial. Nada que no se sepa, como también las causas, en un trazado que no se adecua a una autovía y que no tiene solución salvo otro trazado. 

476 heridos y 300 accidentes en los dos últimos años

 La A-55  no tiene posible solución como autovía, al incumplir todas las normas para este tipo de vías de alta capacidad tanto en el radio de las curvas como en las pendientes. Todo ello debido a su origen: es de primera generación, de las que se comenzaron a implantar en España por desdoblamiento de  la antigua  carretera nacional en los años ochenta.  Mientras no se construye otras autovía, única solución viable,  se han realizado algunas acciones. Tráfico, con la implantación de límites de velocidad. Y  Fomento con la aprobación de una obra de mejora de  seguridad  que se alargó durante años y cuyo resultado ha sido muy inferior a lo anunciado de forma que el tramo que discurre entre Vigo y O Porriño continúa destacando por su peligrosidad. Además, dicha obra no incluyó la iluminación de la autovía -que sí tiene poste de luces en la entrada a la ciudad- en su zona con mayor peligrosidad, en torno al kilómetro 12,  en Tameiga, que se ha  mantenido de forma constante como un punto negro con más accidentes y heridos de la red de carreteras del Estado. 
En cuanto a cifras estadísticas, la autovía Vigo-Porriño volvió a incrementar la siniestralidad en 2018. En los dos últimos ejercicios, según la Jefatura provincial de Tráfico,  hubo un total de 260 accidentes con 476 heridos y más de 300 con daños materiales. Se mantiene como vía peligrosa pero no de riesgo elevado al no registrar fallecidos. 

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