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Unos 250 mayores esperan plaza en una residencia pública

La población viguesa de más de 65 años ya supera en 21 por ciento del censo municipal. Arriba, San Rosendo.
photo_camera La población viguesa de más de 65 años ya supera en 21 por ciento del censo municipal. Arriba, San Rosendo.
La oferta total entre centros de la Xunta e iniciativas privadas es de 1.500 en Vigo

 “La imagen que se tiene de las residencias de los mayores ha ido cambiando, antes se relacionaba con los asilos donde quedaban las personas sin apoyo familiar, pero ahora es otra realidad, cada vez hay mayor necesidad y se requiere un aumento de plazas”. Así, Laura Carballa, de la ONG Grandes Amigos, afirma que lo que demandan los mayores es compañía y amparo.  A través de voluntarios y con un convenio con el Concello, atiende a 90 personas, en su mayoría mujeres mayores de 80 años que viven solas y con problemas de movimiento. Y es que cada vez la población viguesa envejece, los que superan los 65 años ya son más del 21% del censo.

Pero la opción de ingresar en una residencia no siempre está al alcance de todos. En la lista de espera para entrar en una centro de la Xunta constan 250 vigueses para acceder a una de las 8.000 plazas que se ofertan para toda Galicia, un 42% más que hace una década. 
Para poder beneficiarse del servicio, los solicitantes son valorados por los técnicos que se concreta en un Programa de Atención Individual (PIA) que, según fuentes de la Xunta, “le asigna la prestación más adecuada a sus necesidades”.  El Imserso recoge una demora media de 340 días en la resolución de estos expedientes. Desde la Consellería advierten que para este periodo de espera, la Xunta concede los Bonos Autonomía en Residencia, una ayuda directa para pagar la mensualidad en un centro privado. 
En la ciudad, hay alrededor de 1.500 plazas en residencias, solo 456 son públicas y 70 concertadas. A medio camino están las 141 de Santa Marta, gestionado por las Hermanitas de los Enfermos Desamparados. El antiguo asilo, en las nuevas instalaciones de Alcabre, ha modernizado sus servicios y la atención a los internos. Cobran un porcentaje de la pensión. La lista de espera es de años y en el caso de las mujeres aún más difícil. Dado el carácter de la institución, dentro de las solicitudes de la misma época, priman los casos con mayor necesidad. También religiosa, pero solo para mujeres, está la residencia de las Ángelicas en López Mora.
Los últimos centros que abrieron en la ciudad fueron de iniciativa privada. En 2015 la Fundación San Rosendo con 56 residentes, de ellos solo 18 hombres. La espera media es de un año, aunque la tarifa es de 1.454 euros (habitación doble) y 1.958 euros (individual).
De tarifas similares son los grandes centros de Geriatros, Domusvi, en Barreiro, Teis y Bembrive.
En 2017 abrió Ballesol en Gran Vía, una de las opciones más costosas con tarifas superiores a los 2.000 euros. Sus 117 plazas se suman a otras opciones parecidas como las 96 de Sanitas, en Santo Tomás de Freixeiro. Completan la oferta instalaciones más familiares, de menos de 50 plazas.
Carballa, de Grandes Amigos, asegura que el sistema está muy institucionalizado, “hay que ir hacia una sociedad de los cuidados, con la atención centrada en las necesidades de la persona, no solo en la parte asistencial”.

Casilda Fernández.

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“Me gusta estar en la residencia porque tengo amigos aquí”

Manolo Somoza. 94 años.

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“Vengo a gimnasia y a otras clases, estoy en el centro hace un año”

Constantina R. González. 92 años

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“Estoy bien, me gusta, llevo toda una vida aquí”

Julio Cercero, con Avelina Oliveira.

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“Residentes y trabajadores de la residencia son ahora mi familia”

Conchi Lorenzo (dch.) y Manolo Pena.

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“A Manolo le encanta bañarse en Samil, usa la silla anfibio” 

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