VIGO

Un 20% de presos de A Lama, matriculados para estudiar

El nuevo mural del módulo 10 de mujeres hecho por las internas de A Lama.
photo_camera El nuevo mural del módulo 10 de mujeres hecho por las internas de A Lama.
La mayoría cursan la ESO mientras que 31 realizan grados universitarios por la UNED

 Un total de 220 presos de los 1.100 que cumplen condena en la cárcel de A Lama están matriculados este curso para estudiar tanto en la escuela como en la UNED.
La información aportada por Instituciones Penitenciarias refleja que la gran mayoría está inscrita en los dos primeros cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), en concreto 97, mientras que 31 realizan grados universitarios a través de educación a distancia. En este grupo hay siete que realizan el curso de acceso a mayores, y 24 grados universitarios.

Destacan en el grupo de estudiantes avanzados dos internos que realizan de forma simultánea dos grados.
El hecho de poder completar la formación en prisión hace que también se destacable el número de internos matriculados en Educación Primaria o que acuden a clases de alfabetización de adultos. Según la estadística aportada por el penal de la provincia, 38 de los cumplen condena están estudiando este curso 2019/2020 Primaria, mientras que otros 25 han decidido aprender a leer y escribir  durante su estancia en el penal.
Los que se encuentran en los últimos cursos de la ESO (3º y 4º) son 26 y la cifra supera la treintena si se trata de Bachillerato. Un total de 24 han comenzado este año el primer curso de la enseñanza postobligatoria y otra decena se encuentran en segundo curso, a las puertas de poder comenzar el año próximo un grado universitario.
En cuanto a la procedencia de los alumnos, el 21,85% de los matriculados este curso son  de nacionalidad extranjera, rozando el medio centenar. También están matriculados  internos que se encuentran cumpliendo condena en un módulo terapéutico. Se trata de módulos independientes en los que los presos están sometidos a un programa integral de drogodependencias, constituyéndose un espacio socioeducativo y terapéutico libre de las interferencias que genera la droga. Allí se desarrollan distintas actividades, entre ellas las educativas o formativas-laborales. De los presos que se encuentran en esta situación, son 23 los que siguen estudios reglados. 
El objetivo de la formación también llega al régimen cerrado, que se aplica a los penados clasificados en primer grado por su peligrosidad extrema o manifiesta inadaptación  a los regímenes ordinario y abierto, así como a los preventivos en idénticas circunstancias. Instituciones Penitenciarias incide en que este régimen se trata de una excepcionalidad, es decir que el número de presos es menor. En el penal de Pontevedra, una quincena de presos considerados peligrosos  están matriculados en alguna de las enseñanzas que se pueden cursar desde el interior de la cárcel.
Así, son un 20% los que deciden emplear el tiempo de condena en ampliar sus conocimientos, algunos incluso iniciándose en los programas más básicos de lectura y escritura.n

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