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‘Don Luis’ dice adiós a Rosais 2 reivindicando a los clásicos literarios

Luis López Grillé es posiblemente un caso único en el mundo educativo porque fue director de instituto durante 36 años de su vida, 27 de ellos en el Rosais 2. La comunidad educativa de este instituto reconoció ayer su legado. Le llovieron las muestras de cariño y agradecimiento en un acto que duró más de dos horas porque todos tenían mucho que decirle.
photo_camera Luis López Grillé fue director de instituto durante 36 años de su vida

 El instituto vigués rindió homenaje al que fue su director 27 años con un acto en el que participó toda la comunidad educativa

Toda la comunidad educativa del instituto Rosais 2 rindió ayer un sentido homenaje al que fue director del centro durante 27 años y profesor de Lengua y Literatura que recitaba como nadie en el aula los versos de Garcilarso o del Mío Cid y que sabía entusiasmar a sus alumnos. Luis López Grillé se jubiló muy a su pesar hace un año y ayer le tocó escuchar toda clase de elogios y agradecimientos de padres, profesores y alumnos de distintas generaciones. “Una hipérbole” dijo cuando le tocó hablar y después de emocionarse varias veces en el acto. Don Luis reivindicó la vigencia de los clásicos de la literatura porque contienen los mensajes fundamentales de la vida. Llegó a Vigo en 1989 al ganar la cátedra que había para el instituto Rosais 2 y ya había ejercido nueve años como director del instituto de Xinzo, localidad que le entregó su insignia de oro porque también allí dejó huella al impulsar toda clase de actividades culturales, deportivas y académicas algunas en colaboración con la vecina lusa Ponte de Lima. 


Con un salón de actos abarrotado,  intervinieron primero las alumnas de 3º de ESO Paloma Aparicio y Sara Kibili, que ganaron el concurso literario sobre la jubilación de un profesor y que leyeron sus respectivas redacciones. Los alumnos tuvieron mucho protagonismo porque ofrecieron además  cuatro actuaciones musicales de violín, de flauta y pinao, de arpa y el coro. Le siguió la catedrática Emilia Estévez, con una laudatio que  hizo un repaso de su vida, con dificultades que le llevaron a compaginar en su juventud los estudios (siempre con las máximas calificaciones) con trabajo como profesor, y de su etapa como director de Rosais, al que entregó su vida y al que logró impregnar respeto, exigencia y afecto como características de un centro que logró situarse hoy entre los más demandados de Vigo. Dijo que Don Luis es “inasequible al desaliento”, que entregó toda su vida a la enseñanza y que no se repetirá un caso igual puesto que fue director de instituto durante 36 años. La alumna Miriam Beltrán, de 2º de Bachillerato, dijo que Don Luis lograba despertar la pasión por la literatura y se esforzaba por conocer a todos y cada uno de los alumnos, y que con sus consejos, su perseverancia y apoyo les había ayudado a madurar. “Nos enseñó a escuchar no solo con los oídos, dejó huella”.


Miguel Ángel Román Espiñeira, de la IV Promoción de Rosais 2, recordó los primeros años y a “aquel señor tan particular que llegaba en taxi al instituto y que lo cambió todo”. Destacó que es una persona única que se esforzó por hacer una educación pública de calidad y que con la humildad de quien tiene una capacidad intelectual sobresaliente renuncia a su brillo propio para poner el acento en los que le rodeaban. “Los alumnos aprendimos que no existe límite cuando uno decide sobresalir y mejorar y que un suspenso es una oportunidad de superación. Es un referente para los que recibimos sus enseñanzas”.


En nombre del Anpa intervinieron Inocencio Rivera y Julio Rodríguez. Desde la óptica de los padres, Luis López era una persona  con una “dedicación plena de mañana, tarde y noche”, siempre con la puerta del instituto y de su despacho abierta para escuchar a todo el mundo con  su estilo cercano y afable. Los padres agradecieron su compromiso, su entrega y su pasión por la enseñanza, así como la huella que dejó en sus hijos.


La actual directora, Isabel Martín Fragueiro, dijo que Luis López  le pareció siempre una persona cercana, trabajadora, exigente sobre todo consigo mismo , con unos objetivos muy claros y capacitado para conseguirlos. Añadió que había sabido guiar y alentar al claustro para trabajar con ilusión y que además de prestigiar la enseñanza pública (citó los resultados de Selectividad, los premios y otros logros) se esforzó en inculcar valores como el cuidado de las cosas, la puntualidad, el respeto al profesorado, así como el valor del trabajo bien hecho. “Luis y este centro han sido inseparables. Intentaremos mantener su legado”. El acto concluyó con una comida en Los Escudos para 120 comensales.
 

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