Los obradores también se resienten

nnn El sector panadero no entiende de cuarentenas y todas las mañanas el pan fresco y recién horneado sale a la calle para tranquilidad de sus consumidores. Este hecho se repite todos los días prácticamente sin excepción, con lo que es fácil creer que este sector apenas se ha visto afectado por el decreto de estado de alarma sin embargo también están registrando pérdidas. Alberto Gándara es propietario de Tupana Obrador en Porto do Molle, un negocio familiar instalado desde hace 30 años en el Val Miñor. Su negocio es su pasión aunque admitió haber notado los efectos de la cuarentena ya que funciona como proveedor de un gran número de negocios dedicados a la hostelería, que tienen en el producto precocido una muy buena opción para ofrecer pan recién hecho a sus comensales. "Lo que más está aguantando son los repartos a domicilio como es lógico. Se tiende a pensar que como somos panaderos estamos cubiertos pero lo cierto es que lo sufrimos, y mucho", explicó. En los talleres de Porto do Molle suelen consumir una media de 1.300 kilos de harina diarios y en estos momentos la cifra se redujo a 850, lo que supone una merma del 35% de su producción. 
En circunstancias normales las instalaciones comienzan su actividad a las 23 horas con la cocción de las barras que llevan más de 15 horas fermentando en cámara de frío. Simultaneamente elaboran masa para que repose de cara a la próxima jornada hasta que a las 15 horas dan por finalizada una jornada con dos turnos de trabajo. En la actualidad dan carpetazo al proceso cuatro horas antes, entre las 11 y 12, al no tener que precocer el pan. Trabaja prácticamente todos los tipos y variantes en el que Gándara es su alquimista y asegura que no deja de aprender cosas nuevas. n