VAL MIÑOR

La excolegiata de Baiona abrirá al público a finales de enero

Pese a los andamios y al material de obra, las paredes del interior muestran un aspecto renovado.
photo_camera Pese a los andamios y al material de obra, las paredes del interior muestran un aspecto renovado.
El grueso de las actuaciones ya están finalizadas y todo transcurre sin contratiempos
 Los trabajos de rehabilitación de la excolegiata de Santa María de Baiona avanzan a buen ritmo y estarán rematados a finales de enero. Por el momento la edificación continúa mostrando una imagen poco usual en la que los andamios y las telas de protección ocupan gran parte de su interior y fachada  aunque todo apunto que será por poco tiempo. Los operarios trabajan durante todo el día mientras que los camiones entran y salen del recinto con  escombros  para que la iglesia pueda volver a la normalidad lo antes posible. Su párroco, Manuel Salcidos, explicó a Atlántico que las intervenciones más importantes están hechas y quedaría por acabar una pequeña parte de las cubiertas, “y algún fleco más” además de realizar las tareas de limpieza correspondientes. El conjunto arquitectónico cerró sus puertas al público en el pasado mes de mayo tras décadas ofreciendo un servicio ininterrumpido a los feligreses de la villa marinera, pero los problemas de humedades y filtraciones que se fueron agravando con el paso de los años obligaron a su cierre temporal y a una inversión por parte de la Consellería de Cultura de más de 500.000 euros. Su clausura llevó aparejada el traslado de las misas a la capilla de Santa Liberata que durante todo este tiempo se celebraron con normalidad, pese a los temores iniciales derivados del exceso de aforo en las ceremonias en temporada estival. “Las que cuentan con más afluencia de fieles son las que se llevan a cabo entre julio y agosto, pero finalmente se desarrollaron con total normalidad. La capilla no es pequeña precisamente, goza de bastante capacidad”, explicó el párroco. 
Las actuaciones iniciadas hace ya siete meses se centraron en la renovación de las cubiertas, la reparación de la estructura de madera sobre la que se asienta, rejuntado interior de las piedras y el reajuste de sus vidrieras. Todo para devolverle el aislamiento perdido a la edificación y que estaba dando como resultado filtraciones de agua, podredumbres en las vigas de madera y manchas de humedad. Además de acelerar el deterioro de los diferentes elementos decorativos internos. 
La imagen actual del interior de la excolegiata poco  tiene que ver con la que nos tiene acostumbrados, los bancos corridos utilizados por los fieles fueron sustituidos por multitud de andamios y plataformas de diferentes tamaños. La mayoría de los motivos fueron retirados mientras que el material de obra campa a sus anchas, lo que sí es perceptible es la diferencia de color de las paredes de la nave central, ya restauradas, mientras que el retablo continúa envuelto con plásticos a la espera que finalicen las obras para volver a lucir como antaño. 

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