VAL MIÑOR

La cuarentena entre caballos, ovejas, cabras y gallinas

Establo de la vivienda de Óscar junto a Natalia y Gonzalo.
photo_camera Establo de la vivienda de Óscar junto a Natalia y Gonzalo.
Vecinos de las parroquias son prácticamente autosuficientes pero tienen que cuidar sus animales y campos a diario 
Metidos de lleno en el ecuador de la cuarentena después de que fuese prorrogada dos semanas más, la vida continúa adaptada a un confinamiento que no es entendido del mismo modo por todos. En el caso de los núcleos rurales en donde sus vecinos a menudo poseen ganado y tierras que deben mantener prácticamente a diario, las labores del día a día se desarrollan de manera similar a antes de la entrada en vigor del Real Decreto aunque guardando una serie de precauciones. 
En la parroquia de Baredo ubicada a poco más de dos kilómetros de pleno centro de Baiona, sus habitantes tienen que seguir cumpliendo con sus rutinas para mantener a sus animales en condiciones óptimas. Los caballos, ovejas, cabras, vacas, terneros o incluso gallinas tienen que ver cubiertas sus necesidades de comida y bebida, y para los que no poseen establos o cuadras es necesario salir al campo diariamente a por cantidades considerables de hierba. Pero además y aunque en menor medida también precisan de sacos de pienso para mantener una nutrición adecuada y que rondan los 12 euros cada uno. En el caso de animales que pastan en espacios abiertos es necesario sacarlos a primera hora de la mañana, controlarlos y recogerlos cuando el sol empieza a caer y volver a darles de comer un poco más en casa. Además en cualquier caso deben de mantenerse sanos con lo que es necesario recurrir a los servicios de un veterinario de manera periódica. "Solo por venir hasta aquí suponen 50 euros por desplazamiento tanto si es por uno como por veinte. A mayores los tratamientos y en total no suele bajar de 100 euros por visita", explicó Cesareo González, vecino de Baredo.
Las ovejas son destinadas a consumo de lo que sólo aprovechan su carne, suelen pesar 15 kilos cada una y se sacrifican cada 6 o 7 años. Pese a que aquí no se destinan a la venta Natalia Zapata de 28 años y propietaria de un rebaño explicó que cuando es así "la gente quiere pagar menos de lo que vale mantenerlas es decir que la compras cara y la vendes barata", explicaba entre risas. "Hay que pagar las medicinas, desparasitantes, el podólogo y también la rapa. El problema es que en este caso multiplicas el valor por el número de ejemplares que tengas", aclaró 
Esta joven de Baredo tiene también dos caballos propios aunque en su familia suman un total de siete. "Tana y Lupita" están siempre al aire libre, tanto de día como de noche y su propietaria se preocupa de cambiarlas periódicamente de finca. Se alimentan de hierba, avena y agua y los utilizan para la monta. Las cantidades  de alimento que necesitan son enormes y un ejemplar adulto puede llegar a comerse un "alpacón" de más de 400 kilos de peso en dos semanas.   
En la casa de Óscar Garbín tienen dos vacas rubias de más de diez años, caballos y terneros y miden la cantidad de alimento por tractores que suele ser a uno por día. 

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