Alberto Zúñiga Fernández Piloto de Drifting

"Compré coche y al día siguiente lo desmonté por completo para modificarlo"

Alberto Zúñiga delante del consistorio nigranés
photo_camera Alberto Zúñiga delante del consistorio nigranés
Alberto Zúñiga Fernández tiene 29 años, es natural de Nigrán y se dedica  a la homologación de vehículos en un laboratorio  ubicado en el parque empresarial de Porto do Molle. Los conocimientos adquiridos tras cursar un ciclo medio de mecánica le permitió adentrarse en el mundo de la automoción y en las entrañas de la competición. En su actual trabajo no sólo  prepara vehículos para que pasen las certificaciones sino que su labor se extiende a cualquier coche como por ejemplo ambulancias, bomberos, policía o vehículos clásicos, entre otros. El gusanillo de la gasolina se lo metió su primo, que se dedicaba al mundo de los rallies, y fue donde acabó aprendiendo. Hoy en día se dedica a la modalidad del drifting. Básicamente consiste en llevar el coche derrapando a base de ingentes dosis de potencia acompañada de gran rapidez en el movimiento de manos para poder llevar la dirección con la misma exigencia que el tren trasero.

nnn Se suele decir que Galicia es “terra de rallies” pero usted se dedica a una modalidad poco conocida y muy de moda en países asiáticos. ¿Cómo acabó en esta vertiente?
Pues a través de un amigo. Se compró un coche de este tipo y me entró la curiosidad, comencé a ver videos y a meterme en el mundillo hasta que decidí adquirir uno tras sacarme el carnet de conducir. Al día siguiente de tenerlo en mi casa, un nissan 200sx modelo S14A, lo desmonté por completo  y lo preparé poco a poco hasta ponerlo a mi gusto. Antes podía circular por calle pero ahora está destinado a un uso estricto de circuito. En la actualidad lleva casi todos sus elementos modificados desde el motor, que no es el del coche, interiores, refrigeración, frenos, electrónica, dirección, transmisión y suspensión.
Usted se dedica a hacer exhibiciones. ¿Ha acudido a muchas este año?
La verdad que por trabajo durante 2019 fui a pocas. Hice tres, una en Galiexpo y dos en Ourense. Este año repetimos el 7,8 y 9 de febrero en Ifevi.

¿Cómo logró introducirse en este tipo de eventos?
Por medio de amigos y “buscándonos la vida”. Es raro que nos paguen, los gastos los asumimos casi siempre de nuestros bolsillos, excepto en Galiexpo, que aquí es retribuido. Ahora me patrocina Cimalab que es donde trabajo costeándome las ruedas y gasolina, que no es poco.

La modalidad consiste en derrapar con lo que el desgaste de neumáticos será importante, ¿no es así?
Pues si te toca financiarte todo estamos hablando de 1000 euros en gastos por fin de semana solo en el coche. Puedes llegar a consumir diez pares de ruedas por fin de semana y en torno a 200 euros en gasolina.

¿Qué modificaciones tiene un coche de este tipo?
Lo más importante es tener un diferencial trasero bloqueado al 100% y modificaciones para que la dirección gire un poco más. Si quieres otro nivel ya montas kits específicos de dirección y de configuración para variar caídas, avances y convergencias tanto del tren delantero como en el trasero, aumento de potencia, frenos “engordados”, arneses, kits de extinción, palieres reforzados, barras o baquets, entre otros. En mi caso llevo montado un motor Toyota 2jz 6 cilindros, sistema de alimentación de gasolina, centralita controladora para modificar los soplados del turbo, vamos absolutamente todo. Te quedas con la carrocería.

¿Algún susto o anécdota?
Pues la verdad  que el mayor apuro vivido  fue en  Ifevi en 2017, tras sufrir un incendio en el coche conmigo dentro. Se rompió un tubo de gasolina que provocó una gran acumulación de gases, con el calor del tubo de escape y las llamaradas que salen del mismo con las reducciones se produjo literalmente una explosión. A mí no me pasó nada pero el interior del vehículo quedó inservible. Lo desmonte entero y lo arreglé por completo.

¿Cómo se las ingenian para practicar?
Al principio “nos la jugábamos” un poco. Íbamos a carreteras de montaña apenas transitadas y allí practicábamos, después pasamos a circuitos como el de Vasco Sameiro en Braga, Portugal. Ahora mismo lo que hago es calentar en las propias exhibiciones  antes de salir porque las jornadas de entreno suponen un gasto económico muy importante.

¿Qué valor puede llegar a alcanzar un coche de este tipo en el mercado?
Pues poniendo yo la mano de obra en torno a 40.000 euros, pero si encargas uno para que lo fabriquen perfectamente puede llegar a los 60.000 euros o más. 

¿Por qué suelen elegir modelos de marcas asiáticas?
Este tipo de modelos japoneses tienen muy buenos chasis y a través de internet existe una gran variedad de recambios específicos para drifting a la venta. Sobre todo compramos en Inglaterra y Japón. Además las mecánicas sacan mucho rendimiento, vamos que son muy rápidos. En mi caso con las modificaciones que le he realizado ronda los 350 cvs de potencia. El tipo de motor que monto es uno de los favoritos para la modalidad.

Se habla mucho de las exhibiciones. ¿En qué consisten realmente?
Pues se trata de dar espectáculo con maniobras relativamente arriesgadas. Unas son de velocidad y otras de precisión. En Ifevi por ejemplo realizan con diferentes trazados marcados con ruedas de camión pero el fin es divertir a los que les gusta esta modalidad. También existen campeonatos. n

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