La capacidad de regeneración de la naturaleza es asombrosa y demuestra que por muy mal que se trate al entorno, ésta siempre acaba retomando su camino. Aún así tampoco está de más aprender de los errores pasados para evitar consecuencias catastróficas a corto plazo.
Este es precisamente el simbolismo que esconde tras de si la escultura inaugurada ayer en Chandebrito, Nigrán, en conmemoración del segundo aniversario de los incendios acontecidos en octubre de 2017 y que refleja su planteamiento a la perfección. Dos grandes pulmones de 3,5 metros del alto unidos entre si por un tronco del que nace un brote verde, bautizados como "Rexurdimento", coronan una zona conocida por la toponimia popular como "Niño de Corvo". Lo curioso del conjunto escultórico es que está elaborado a partir de fragmentos de madera procedentes de árboles quemados aquí como consecuencia del suceso de 2017, y por el que dos vecinas de la parroquia perdieron la vida. Se trata de un enclave ubicado en el barrio de O Castro y que tiene como telón de fondo unas inmejorables vistas de la ría de Vigo, un espacio cargado de simbolismo y que hace 24 meses quedó completamente calcinado.
Sin embargo hoy refleja una estampa esperanzadora en donde lo negro dio paso a lo verde gracias a una la naturaleza que sigue su curso pero con un matiz. Y es que aquí tanto la comunidad de montes de la parroquia, Concello y el colectivo "Arte no queimado" acaban de culminar un lugar marcado por el recuerdo. Por un lado el entorno está coronado por la reciente musealización del Castro de Chandebrito, a escasos metros del mismo luce imponente el Bosque de la Memoria, inaugurado en 2018 con motivo del primer aniversario de los incendios, hacia el interior el "Banco do Encontro" mantiene en la retina de los vecinos a "Ñito" y Diego, los dos ciclistas fallecidos víctimas del atropello de 2016 en Oia mientras que "Rexurdimento" cierra un círculo recordando el desastre sufrido hace algo más de dos años, pero también que la vida continúa aunque es conveniente tener en cuenta y aprender de los errores pasados. Lo más asombroso del espacio creado es que los diferentes puntos ofrecen unas panorámicas únicas en una extensión de terreno que en total no abarca mucho más que un campo de fútbol. Hacia una lado se puede apreciar un paisaje de montaña típico del interior presidido por el barrio de O Castro, mientras que desde los nuevos "pulmones" de Chandebrito los ojos se van hacia la Ría de Vigo. Sin embargo en el museo al aire libre ubicado en lo más alto del conjunto la visión es mucho más genérica y con un giro de 360 grados se puede apreciar tanto montaña como mar, pero también el Bosque de la Memoria y la escultura inaugurada oficialmente ayer.
Tras el desastre la vida sigue su curso
La obra escultórica "Rexurdimento" se llevó a cabo gracias al trabajo conjunto realizado por los miembros del colectivo "Arte no queimado" Xoan Coruxo, Rosendo González, Rafa Obecho y el maestro de ceremonias Remigio Davila. La idea surgió a raíz del primer aniversario realizado en Chandebrito y su colocación vino reforzada tras los incendios vividos en el Amazonas, aunque en palabras de Davila "la inspiración inicial cogió forma tras comprobar la capacidad de regeneración de la naturaleza". La pieza, que en total alcanza los cinco metros de altura, se gestó en el Colegio Estudio de la parroquia y su elaboración se extendió a lo largo de tres meses. Pese a que está realizada con fragmentos de árboles quemados su interior no es hueco con lo que goza de un peso considerable. Para trasladarla hasta su emplazamiento actual fue necesario recurrir a una grúa y posteriormente fue pilotada al suelo mediante unas varillas de hierro . La consistencia del conjunto se la dan las rejillas y abrazaderas colocadas por la cara interna de la escultura. La inauguración inicial estaba programada para antes de las fiestas navideñas pero las inclemencias meteorológicas obligaron a posponer en repetidas ocasiones la ceremonia hasta ayer. El conjunto representa a dos pulmones de cinco metros y medio de alto unidos por el centro mediante un tronco del que nace un brote verde simbolizando el inicio de la vida. La pieza tiene un alto valor simbólico que sirve de colofón a un espacio multifuncional.
