VAL MIÑOR

"En el barco estaba con compañeros y aquí estoy solo"

José Manuel Nieto desde el balcón de su casa en la zona antigua de Baiona.
photo_camera José Manuel Nieto desde el balcón de su casa en la zona antigua de Baiona.
Jose Manuel Nieto llegó a Baiona tras finalizar una marea de cuatro meses, un día antes de la declaración de estado de alarma.
nnn Las medidas impuestas para frenar la propagación del coronavirus dejan en un limbo a los marineros de altura cuyas mareas se suelen alargar durante meses. Sin embargo la cosa cambia cuando llegan a tierra, ya que en muchas ocasiones las tripulaciones están formadas por decenas de personas de diferentes nacionalidades, que una vez en sus países de origen deben de acatar las normas establecidas. 
En el caso de José Manuel Nieto Fuentes, un cocinero de 45 años de edad enrolado en el atunero vasco "Txori Berri", la crisis del coronavirus 'le estalló en plena cara' tan sólo un día después de llegar a Baiona, donde reside. Llevaba faenando cuatro meses junto a otros 29 compañeros en Costa de Marfil, África, y la situación apenas le dejó tiempo para reaccionar puesto que llegó con varios compañeros a territorio español el 13 de marzo, tan solo un día antes de que se declarase el estado de alarma.  
Como viene siendo habitual el cocinero baionés se pasa el mismo tiempo de vacaciones que embarcado y tras finalizar su periodo en activo se dispuso, como otras tantas veces, a regresar a su pueblo natal en avión desde Aviyán para disfrutar de su merecido descanso. Sin embargo poco a poco se fue dando cuenta de que sus vacaciones no se iban a desarrollar de igual modo que las anteriores.  "Nosotros vinimos con tranquilidad absoluta pero a medida que fuimos haciendo escalas en diferentes aeropuertos notamos que algo no iba bien", explicó. Tanto él como sus colegas de profesión detectaron un movimiento anormalmente bajo aunque los problemas reales los sufrieron al llegar a España. Por el momento el cocinero pasa su cuarentena confinado como el resto de vecinos de la comarca. "Me está resultando un poco duro porque en el barco estaba con más gente y aquí estoy solo", explico a Atlántico.  
Nieto aclaró que el coronavirus tiene poca presencia en la ciudad africana por lo que el atunero en el que trabaja continúa su actividad en alta mar pero sin la posibilidad de ir a tierra, aunque cuenta con que la situación se estabilice de cara a su reincorporación, prevista para mediados de julio. "Aunque se están tomando medidas entre la población, África no es España. En Aviyán hay muchas zonas en las que si quieres comprar lo tienes que hacer en la calle", aclaró.  Por el momento ni la tripulación puede abandonar el barco ni recibir la incorporación de nuevos marineros, y confía en poder disfrutar de sus vacaciones una vez se produzca el levantamiento. "Independientemente de la crisis en la que estamos sumidos, si el barco sigue pescando yo sigo cobrando el sueldo íntegro", explicó, al mismo tiempo que se solidarizó con los trabajadores que están paralizados en tierra firme. "Lo peor de todo se lo lleva el comercio, los bares y la hostelería, que además afectan directamente en la facturación de otros sectores", aclaró. 
José Manuel pasa los días entreteniéndose con lo que puede y como otros muchos vecinos sale al balcón de su vivienda para mantener relaciones con el vecindario, mientras espera con paciencia a que el confinamiento acabe. n

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