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Baiona traslada a Defensa su interés por las baterías de Silleiro

Acceso trasero blindado con mayas de hierro por Defensa.
photo_camera Acceso trasero blindado con mayas de hierro por Defensa.
Recientemente las instalaciones fueron blindadas por el Ministerio con el fin de evitar intrusiones en el complejo. 
Los montes de Baredo albergan el complejo militar que antaño blindó la entrada desde el sur a las Rías Baixas por mar y su estado completamente ruinoso no hace justicia a lo que significó en su día La Batería de Costa J4 ubicada en Silleiro. Se trata pues de una zona emblemática y cuya recuperación  suscita mucho interés entre los miembros del actual gobierno local, que ya se pusieron en contacto con el titular del recinto a principios de año para exponerles su interés en recuperar y poner en valor un espacio con 'toneladas' de historia a sus espaldas. Recientemente el Ministerio de Defensa blindó los accesos con el fin de impedir que visitantes y curiosos usasen las instalaciones como 'parque temático', además de la colocación de señales prohibiendo el paso a su interior ya que hay puntos que entrañan bastante riesgo. Sin embargo las actuaciones realizadas no fueron  suficientes y no son pocos los que continúan adentrándose en las instalaciones militares.  
Lo cierto es que este tipo de conjuntos se repiten de similar modo desde el Cabo de San Vicente, J1, hasta el de Silleiro, J4, pasando por Udra, J2, y Monteferro, J3. Las de Baiona se extienden a lo largo de 70.000 metros cuadrados de terreno y bajo la montaña una red de túneles de 200 metros de largo comunican en varios niveles de profundidad a los cuatro cañones 'Vickers' de 152 mm dispuestos en línea, que en la actualidad apuntan al vacío, ciegos, sin un objetivo concreto y presididos en lo más alto por la torre de telemetría que en realidad funcionaba como el 'cerebro' de un artillado capaz de acertar en un blanco flotante de 4x4 metros a 10 kilómetros de distancia. Sus características técnicas eran de infarto teniendo en cuenta que las instalaciones tal y como se conocen en la actualidad se configuraron a mediados de la década de los 40. Los proyectiles superaban los 45 kilos de peso y eran capaces de recorrer 22 kilómetros antes de acertar en el blanco desplazándose casi a un kilómetro por segundo o lo que es lo mismo, serían capaces de recorrer la distancia comprendida entre Silleiro y A Guarda en poco más de un cuarto de minuto. Algo que en realidad era imposible porque su rango de giro no era tan amplio. 
Con la instalación de los nuevos 'Vickers' con un calibre 51 mm mayor a sus antecesores se creó el Regimiento de Costa que operó desde aquí hasta la década de los 70, momento que el complejo se convirtió en un cuartel de instrucción donde miles de jóvenes realizaban la Instrucción Premilitar Superior para milicias universitarias y soldados de sustitución, aunque en este caso orientado a artillería realizando prácticas de tiro reales aunque con proyectiles sin explosivos, que en su lugar se llenaban de materiales diversos como plomo para igualar su peso. Durante las prácticas la tensión era total y en el momento del disparo la estructura de las baterías se deshacían por las vibraciones generadas. En 1998 las instalaciones fueron declaradas en estado de abandono y hoy de los barracones, la cantina o comedores tan sólo quedan ruinas y montones de escombro que aguardan pacientes a una segunda oportunidad. 

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