Los alcaldes de los municipios costeros de la comarca confirman que comenzarán a operar en sus playas a partir del mes de julio.
Los principales arenales de Baiona y Nigrán contarán a partir del mes de julio con sus tradicionales chiringuitos. Así lo confirmaron sus alcaldes Carlos Gómez y Juan González, respectivamente, en la mañana de ayer. Por el momento se encuentran puliendo flecos para que puedan empezar cuanto antes aunque adaptados al nuevo contexto derivado de la crisis sanitaria. En este sentido la localidad nigranesa es la que quizás juegue con el tiempo en contra puesto que todavía están finalizando los nuevos pliegos. González adelantó que están a punto de cerrarlos y los harán públicos en los próximos días. "Lo único que tenemos claro es que no serían por un periodo de cinco meses pero si todo va como hasta ahora en julio deberían de estar funcionando", aclaró.
Baiona por contra se encuentra más desahogada puesto que las adjudicaciones se realizan cada dos años. Sin embargo desde el consistorio baionés se encuentran con un problema añadido relacionado con el ubicado en la playa de Ribeira.Su alcalde ve su instalación aquí un problema debido a los problemas de aforo que se agudizarían una vez esté montado el puesto que lleva apareada una terraza con varias mesas. Por el momento están trabajando en una posible reubicación del punto de venta que pasaría al paseo de Ribeira y están a la espera de obtener la luz verde de Costas y Patrimonio, ya que se emplazaría en las inmediaciones de los arcos que formaban parte del antiguo mercado. Un monumento que en la actualidad está reconocido y protegido por el organismo dependiente de la Xunta. La solución les permitiría no tener que cesar el contrato con el actual adjudicatario al mismo tiempo que evitarían la eliminación del espacio destinado a bañistas y toallas. Por el momento tanto Gómez como González prefirieron no dar detalles al respecto aunque adelantaron que los que se instalen en los arenales tendrán que respetar al máximo las condiciones indicadas por las autoridades. Aunque todavía falta por concretar las pautas, cuentan con que se impondrán normas estrictas relativas a la higiene de los espacios y prevén que se mantengan las distancias de seguridad en las terrazas de dos metros por mesa. Al igual que con el sector hostelero flexibilizarán las medidas "hasta cierto punto".
Baiona por contra se encuentra más desahogada puesto que las adjudicaciones se realizan cada dos años. Sin embargo desde el consistorio baionés se encuentran con un problema añadido relacionado con el ubicado en la playa de Ribeira.Su alcalde ve su instalación aquí un problema debido a los problemas de aforo que se agudizarían una vez esté montado el puesto que lleva apareada una terraza con varias mesas. Por el momento están trabajando en una posible reubicación del punto de venta que pasaría al paseo de Ribeira y están a la espera de obtener la luz verde de Costas y Patrimonio, ya que se emplazaría en las inmediaciones de los arcos que formaban parte del antiguo mercado. Un monumento que en la actualidad está reconocido y protegido por el organismo dependiente de la Xunta. La solución les permitiría no tener que cesar el contrato con el actual adjudicatario al mismo tiempo que evitarían la eliminación del espacio destinado a bañistas y toallas. Por el momento tanto Gómez como González prefirieron no dar detalles al respecto aunque adelantaron que los que se instalen en los arenales tendrán que respetar al máximo las condiciones indicadas por las autoridades. Aunque todavía falta por concretar las pautas, cuentan con que se impondrán normas estrictas relativas a la higiene de los espacios y prevén que se mantengan las distancias de seguridad en las terrazas de dos metros por mesa. Al igual que con el sector hostelero flexibilizarán las medidas "hasta cierto punto".
