UNIVERSIDAD

Vigo celebra los 30 años de la creación de su Universidad

Cinco rectores: Gago, Docampo. Mato, Rodríguez Vázquez y Espada.
photo_camera Cinco rectores: Gago, Docampo. Mato, Rodríguez Vázquez y Espada.
 Nació con apenas un puñado de titulaciones y un presupuesto de 38,2 millones, frente a los 195 millones actuales

Hace ahora 30 años, se publicaba en el DOG el Decreto 3/1990 de 11 de enero, que establecía la segregación de los centros y servicios de la Universidad de Santiago  y su integración en las recién creadas universidades de Vigo y A Coruña. Se completaba así el diseño del nuevo Sistema Universitario Gallego y Luis Espada Recarey era el primer rector. Cuatro años antes del nombramiento por decreto de  Espada, un becario de  FPU se presentaba, “renunciando a varios meses de contrato” a una plaza de encargado de curso en el Colegio Universitario de Vigo (CUVI). Ese becario era Manuel Reigosa Roger, el actual rector de la Universidad de Vigo, que echando la vista atrás explica sobre su llegada a la Universidad de Vigo que “no dudé en presentarme". Reigosa había sido además uno de los firmantes de la solicitud colectiva para la creación de una universidad en el sur de Galicia, promovida en la década de 1970 por las asociación de padres de alumnos. La Universidad de Vigo echaba a andar el curso de su segregación de la USC con 11.524 estudiantes (8769 en Vigo; 1.830 en Ourense y 925 en Pontevedra) y un presupuesto que ascendía a 2.918 millones de pesetas, lo que equivaldría a un valor actual de 38,2 millones de euros. Unas cifras que distan mucho de las inscritas en el curso actual 2019-2020, en el que el número de estudiantes supera los 20.100 y los presupuestos llegan a los 195 millones de euros. 

Inauguración del primer curso de la UVigo, 1989-90, con Espada rector.
En estos 30 años fueron seis los rectores: tras  Luis Espada (1989-1994),  siguieron José Antonio Rodríguez (1994-1998); Domingo Docampo (1998-2006); Alberto Gago (2006-2010); Salustiano Mato (2010-2018) y Manuel Reigosa (2018-a la actualidad). 
43.882 pesetas  costaba la matrícula de un curso completo en 1989-1990 para estudios de 1º y 2º ciclo, en el caso de las carreras que no eran de Ciencias, Bellas Artes, Ingeniería y Enfermería, cuyo precio conseguía las 62.162 pesetas. Nueve titulaciones conformaban la oferta inicial de la Universidad de Vigo, que la finales de 1989 y fruto de las negociaciones de los tres rectores con la Consellería de Educación vio reforzada su oferta académica con una decena de licenciaturas (Bellas Artes; Ciencia y Tecnología de los Alimentos; Derecho; Ciencias del Mar; Derecho Económico- Empresarial y Traducción e Interpretación), diplomaturas (Enfermería de Ourense) e ingenierías (Técnica Forestal en Industriales Forestales; Técnica en Informática de Gestión y Minas). Pasados 30 años, y en la actualidad son 61 los grados, 65 los maestrados y 39 los programa de doctorado, los que se imparten en los 22 centros propios y seis adscritos que conforman los campus de Vigo, Ourense y Pontevedra. El propio Reigosa, asegura recordar  lo lejos que estaba el campus, para afirmar que “algo hemos mejorado en cuanto a vías y transporte público, pero era una odisea subir y bajar todos los días”.  
El año de su segregación a Universidad de Vigo contaba con poco más de un centro de grupos de investigación, que ya superaban los 250 en el año 2000 para, luego de un proceso de concentración de potencialidades, reducirse hasta los 176 actuales. En 2011 por vez primera, entró en el Ranking de  Shanghai como unas de las 500 mejores instituciones de educación superior del mundo. 
Pasadas tres décadas desde su segregación, el actual rector considera que “somos una institución que genera confianza, que influye en su entorno de manera positivo, que forma adecuadamente a los  egresados y que trabaja fuertemente en la transferencia. Así que globalmente podemos estar satisfechos, los ciudadanos pueden estar satisfechos, del trabajo realizado”. En el mismo sentido apunta la valoración de Espada Recarey de estos 30 años cuando asegura que “si el verdadero progreso consiste en renovarse continuada y paulatinamente a UVigo se fue consolidando  con el esfuerzo de todos. La sociedad está orgullosa de esta universidad”.
Ambos rectores también concuerdan en algunos aspectos de su análisis de cales son los retos de futuro que enfrenta la institución. Así, para Reigosa la captación de alumnado, combinada con un mayor grado de internacionalización, “permitirá combatir la caída demográfica en el país”. Por su parte, Espada incide en el deber de la universidad de ser un factor de transformación y progreso social.N

Te puede interesar