UNIVERSIDAD

Oro en las lentillas contra radiaciones de punteros láser

Miguel Correa, director del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UVigo.
photo_camera Miguel Correa, director del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UVigo.
Un equipo liderado por la Universidad de Vigo descubre unas gafas para proteger la vista de las radiaciones nocivas
nnn El empleo de nanopartículas de oro en las lentillas protege el ojo de las radiaciones nocivas, desde aquellas que emiten los punteros láser y que se acostumbran a emplear en los estadios de fútbol o en los conciertos, hasta la propia luz solar. Así lo demostraron estudios publicados por el grupo de investigación TeamNanoTech, liderazgo por Miguel Correa, un equipo especializado en el diseño y síntesis de nanomateriales para el desarrollo de nuevas aplicaciones, así como en su implementación en todo tipo de dispositivos. “Las nanopartículas que incorporamos en la gafa permiten proteger el ojo porque absorben las luces intensas y evitan que se produzcan daños”, explica Correa, quien en la actualidad ejerce también como director del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Vigo, Cinbio. 
Correa hace hincapié en que el principal avance con respeto a las actuales gafas que hay es que estas nanocápsulas permiten absorber la luz en todo el espectro visible e infrarrojo, en lugar de solo bloquear un color específico que podría estar asociada con un determinado láser. “Esto supone que toda esa luz que no ves, pero que diariamente te está dañando la vista, no llegaría nunca la retina porque sería absorbida, reduciendo así todos los posibles efectos adversos de las fuentes intensas de luz”, subraya el investigador. 
Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista Applied Materials Today en un artículo en el que los investigadores –pertenecientes a las universidades de Vigo, Santiago y Rovira i Virgili de Tarragona, junto con personal del Laboratorio Ibérico de Nanotecnología de Braga y del Instituto Catalán de Estudios Avanzados- describen este nuevo material y la manera en el que absorbe la luz sin que esto perjudique la visibilidad. Para hacer las nanocápsulas, primero recubrieron las perlas de poliestireno con nanopartículas de oro y luego con sílice. Posteriormente, eliminaron esas perlas calcinándolas en condiciones controladas para, ya después, empapar las nanocápsulas en una solución que contenía iones de oro. El objetivo era hacer crecer las nanopartículas dentro de las capas de sílice, lo que mejora su capacidad para absorber la luz. Con respeto a la posibilidad de que estas gafas lleguen al comprado los investigadores consideran que tecnológicamente es algo muy factible, si bien el único inconveniente podría ser el comercial, y que haya interés económico en sacarlo adelante. 
Además de en las lentillas, las aplicaciones de las nanopartículas de oro en el sector sanitario pueden ser múltiples. Si primeramente lo que les interesó fue a ver como esas partículas -diminutas y metálicas- eran capaces de interaccionar con la luz, una vez comprobada la eficacia de este proceso, los integrantes de TeamNanoTech centran ahora sus investigaciones en desarrollar nuevas aplicaciones, tanto a nivel de detección de enfermedades como de desarrollo de terapias alternativas. En este sentido, defienden que las nanocápsulas tienen, potencialmente, la capacidad de atrapar y liberar moléculas, por lo que podrían usarse para administrar medicamentos lentamente o para recoger indicadores que sean de utilidad en el diagnóstico de otras enfermedades. En relación a la capacidad de atrapar y liberar moléculas, Correa explica que se trataría “de introducir una pequeña cápsula en la gafa con un fármaco dentro que, poco a poco, pueda ser liberado”. En este sentido, destaca la importancia de estudiar qué tipo de fármaco sería el adecuado para completar este proceso. Tienen ya realizado experimentos in vitro, pero queda aún mucho camino por recorrer, incluidos los ensayos con animales.
“La previsión sería realizar estos experimentos con conejos, pues el ojo de este animal es muy parecido al humano”, añade Correa, al tiempo que menciona también la posibilidad de desarrollar, a través del oro y de otros materiales, antibactericidas. “Hablamos de que estos medicamentos pudieran emplearse, por ejemplo, para recubrir una prótesis, evitando que las bacterias puedan llegar a crecer en ella”, recalca el investigador. “También habría la posibilidad en cosas que se podrían activar desde fuera, a través de un láser infrarrojo o con cualquier otro tipo de acción para que el fármaco actúe justo en el momento preciso”, añaden. En paralelo trabajan en la detección de un tipo de molécula que ejerza como factor indicador, bien de una enfermedad, bien de cualquier otro tipo de proceso que esté sufriendo el cuerpo. Lo ideal es que la persona tenga puesta la gafa y esta vaya recogiendo las moléculas, para después ver si el paciente tiene una determinada enfermedad. 

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