Estefanía Paredes. Presidenta de la Sociedad Española de Criobiología

Estefanía Paredes: “El mayor órgano que se logró criopreservar fue un riñón de conejo, y es muy pequeño”

Estefanía Paredes es investigadora de la UVigo en Toralla.
photo_camera Estefanía Paredes es investigadora de la UVigo en Toralla.

La investigadora de la Universidad de Vigo Estefanía Paredes se ha convertido en la primera presidenta de la Sociedad Española de Criobiología (SECrio), cuya sede se fija en el Centro de Investigaciones Marinas de Toralla, de la UVigo. Esta entidad pretende reunir a una amplia diversidad de profesionales con intereses en esta área del conocimiento que estudia los efectos de las bajas temperaturas sobre materiales o sistemas biológicos.  Detrás del nacimiento de esta nueva sociedad, según informa la Universidad de Vigo, se encuentra un grupo de investigadores de la propia UVigo, así como de las universidades Autónoma de Barcelona, ​​de Valencia, Politécnica de Valencia y de Sevilla, además del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y la empresa Overture Life. El objetivo es que se convierta en un foro de intercambio de conocimientos entre profesionales y estudiantes de diversas áreas científicas, tecnológicas e industriales que estudien sistemas biológicos a bajas temperaturas o utilicen técnicas de criobiología para su trabajo. Estos intercambios y colaboraciones repercutirán en el aumento de los conocimientos fundamentales "y el desarrollo aplicado de la criobiología en nuestro país”.  

¿Por qué se crea esta sociedad y por qué nace con sede en Vigo?

La idea que teníamos al formar la sociedad era crear una comunidad entre los que nos dedicamos a lo mismo, da igual el área que sea, conservación de las plantas o biomédica, para favorecer el intercambio de ideas. En cuanto a la sede es porque estoy yo aquí de presidenta, pero podrá rotar: la idea es que la presidencia se beneficie en toda España.

La criobiología suena algo a ciencia ficción. 

En realidad, si lo pensamos, ya tiene aplicaciones al bienestar de la sociedad. En la biomedicina ya existen las celulas congeladas para reproducción asistida, de embriones o esperma. Tiene otras aplicaciones en biomedicina y el éxito sería preservar los órganos para que no se pierda ni uno y no haya lista de espera para transplantes, no solo para cuando haya lista, sino poder elegir el que sea más compatible contigo y eludir los efectos de los rechazos: a todos nos toca pasar por el médico antes o después. Yo a lo que me dedico es a la conservación de la biodiversidad con efecto en la acuicultura.

¿Cuál es la línea de trabajo que siguen?

La idea es congelar células. Estoy haciendo trabajos con moluscos o mejillón, de cara a descongelarlos para poder utilizarlos cuando mejor te convenga en el futuro. Por ejemplo, la almeja se cría para semilla de cultivo y la criobiología podría tener semilla de especialidad o calidad o mantener la biodiversidad y asegurar que al hacer las replantaciones conocemos la línea parental y poder dar una disponibilidad. Permite planes de reproducciones, permite disponer de machos y hembras y hacer cruces selectivos.

¿Hasta dónde pueden o esperan llegar?

Depende. Los más interesantes son campos muy activos que tienen que ver con la biomédica. Criopeservar órganos va a tener impacto muy grande de la sociedad y en la biodiversidad, como con el cambio climático no está muy bien el mundo, la conservación permitirá contar con una herramienta.

¿Solo se plantean criopreservar animales muy pequeños o será posible llegar a algo mayor?

La criopreservación en ciencias marinas son larvas o los gametos reproductivos, no se puede lograr con individuos adultos de mejillón, son cosas pequeñas. Lo más grande logrado ha sido un riñón de conejo, que es muy pequeño. No hemos conseguido nada mayor.

Es inevitable al llegar aquí sacar a colación la falsa historia sobre el sueño eterno de Walt Disney. 

Eso sí es más de la ciencia ficción que de la ciencia, no tiene nada que ver.

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