Sociedad

Los rastreos, una enmarañada estrategia contra los contagios

Un hombre muestra la aplicación móvil puesta en marcha en Noruega para seguir la pandemia.
photo_camera Un hombre muestra la aplicación móvil puesta en marcha en Noruega para seguir la pandemia.
Algunos expertos no los consideran determinantes y apuntan a opciones menos tecnológicas

Casi de forma tan repentina como la pandemia por el coronavirus, ha llegado a la escena pública el debate sobre la conveniencia y legalidad del uso del rastreo de teléfonos móviles y los contactos entre ellos como arma para combatir los contagios, aunque algunos expertos advierten de que las experiencias previas no son ni mucho menos determinantes y apuntan hacia otras opciones menos tecnológicas. 

En el ámbito de la Unión Europea un grupo de especialistas debate actualmente sobre la conveniencia de implantar este tipo de soluciones tecnológicas -aplicaciones en los teléfonos móviles- y la necesidad de compartir de forma anónima y agregada los datos sobre movilidad de los que disponen las compañías de telecomunicaciones, al menos dentro del espacio Schengen. 

Una de estas especialistas, la ingeniera alicantina y alta comisionada de la Generalitat valenciana para la estrategia contra la COVID19, Núria Oliver, explica que quizá el uso de aplicaciones para telefonía móvil no sea tan determinante, ya que si bien puede ser una herramienta útil si su uso fuese mayoritario, lo cierto es que lograr su implantación está siendo un reto incluso en países en los que el uso de la tecnología es extremadamente intensivo, como Singapur o Corea del Sur. 

En estos países el uso de este tipo de aplicaciones se reduce al 10-15% de la población, explica Oliver, bien por falta de voluntad, por desconocimiento, porque los teléfonos no lo permiten o por cualquier otro motivo. 

el “bluetooth"
Además, existen otras complicaciones estrictamente técnicas, y es que el "bluetooth", la tecnología que debe sustentar las conexiones entre teléfonos móviles de diferentes usuarios, “es impreciso, tiene ruido y da lugar a falsos positivos y negativos”. 
“Otro reto esencial sería el que la población actualizase sus sistemas operativos, siempre que sus móviles se lo permitan, porque se necesita una funcionalidad nueva -para el intercambio de identificadores encriptados cuando los teléfonos están cerca- que tanto Google (Android) como Apple están desarrollando”, detalla Oliver. 
“Todo ello teniendo en cuenta que, según un reciente estudio, sólo una cuarta parte de los teléfonos inteligentes de todo el mundo son capaces de utilizar ese estándar de intercambio de datos de baja exigencia energética mediante `bluetooth`”, añade. 
Para esta ingeniera "aunque todo lo anterior fuese solucionado, la herramienta seguiría expuesta al ataque malicioso de "hackers" (piratas informáticos) o ‘trolls’ (usuarios sin identidad) que podrían colocar teléfonos en cualquier vehículo y circular con ellos para generar falsos contactos”. 
Por estos motivos, Oliver plantea otro tipo de soluciones "low tech" o de escasa intensidad tecnológica basadas en buena medida en la encuesta sobre la evolución del coronavirus que promueve la Generalitat Valenciana. 
“Según los resultados obtenidos, entre un 70 y un 80% de los contagiados por coronavirus afirma haber tenido contacto con otra persona infectada -compañero de trabajo, paciente, cliente, familiar, etcétera-, es decir, que la mayoría sabe el origen probable de su infección, y ese dato puede ser importante”. 
“Quizá sería más fácil que tu médico te dé unos cupones o un código alfanumérico que cada persona que dé positivo pueda compartir con aquellas personas que cree que pueda haber contagiado”, apunta esta ingeniera.n

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