Sociedad

Moderna, Pfizer y Oxford, las tres vacunas en la recta final

Un sanitario prepara una de las dosis de una vacuna para suministrarla.
photo_camera Un sanitario prepara una de las dosis de una vacuna para suministrarla.
El antídoto de Astrazeneca anuncia una eficacia de hasta el 90% y será más fácil de distribuir

n n n Los anuncios de las farmacéuticas Moderna, Pfizer/BioNtech y AstraZeneca, los de esta última en colaboración con la Universidad de Oxford, sitúan el uso de las vacunas contra el covid-19 un paso más cerca, pero ¿en qué se diferencian estos proyectos en fase III? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? Aunque hay cientos de proyectos en marcha, son estas tres candidatas a vacuna las que han tomado la delantera. Sus resultados de eficacia ofrecen esperanzas, pero la comunidad científica coincide en que aún hay que ser prudentes y cautelosos porque se trata de datos provisionales y quedan muchos detalles por desvelar.
En la actualidad hay 260 proyectos para generar vacunas contra el Sars-cov-2, en laboratorios de todo el mundo y, a día de hoy, 56 se encuentran en etapa de validación clínica, en un total de 109 ensayos. La última en dar a conocer sus resultados en fase III fue AstraZeneca. La vacuna desarrollada por la Universidad inglesa de Oxford y esta compañía tiene una eficacia media del 70,4 % (dependiendo de las dosis, la efectividad oscila entre el 62  y el 90 %), según los resultados preliminares difundidos ayer por el consorcio.Estos datos difieren de la efectividad del 94,5 y 95% anunciada por Moderna y Pfizer. Se trata, todos ellos, de resultados de ensayos clínicos en fase III, la última de las etapas.
Los ensayos clínicos tienen tres fases más una cuarta de revisión aplicable solo cuando el fármaco o vacuna ya tiene la aprobación de las agencias reguladoras y está en el mercado. Cada una de las etapas de un ensayo está diseñada para responder a unas preguntas. En este caso, se está comprobando si la inmunización protege de verdad a la población frente a la exposición del patógeno. 

proyectos parecidos
Los tipos de vacunas en desarrollo son variados y utilizan distintos mecanismos para enseñar a nuestro sistema inmunológico a reconocer al virus con antelación, para que sea capaz de producir los elementos necesarios para combatirlo en caso de infección. Las candidatas de las estadounidenses Pfizer y Moderna son bastante parecidas y están sustentadas por tecnologías que no se habían utilizado hasta ahora, por lo que no hay precedentes sobre qué esperar de ellas. Ambas están compuestas a partir de ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm), una técnica con la que se puede inyectar en el cuerpo las instrucciones que inducen a las células a producir unas determinadas proteínas. En este caso, estos ARNm se utilizan para producir la proteína S (Spike) del sars-cov-2, la llave que el coronavirus necesita para entrar en la célula. En los dos casos el ARN está encapsulado en nanopartículas con el objetivo de hacerlo llegar al interior de las células para que éstas sinteticen la proteína S y la reconozcan, generándose así una respuesta inmune.
La británica, denominada ChAdOx1, usa sin embargo otra técnica, un virus vector, que es una versión atenuada de un adenovirus de chimpancé -resfriado común- que fue genéticamente modificado para impedir su replicación en humanos.
Un dato sobre esta que aún los investigadores de Astrazeneca y la Universidad de Oxford no pudieron explicarse es por qué la efectividad de la vacuna subió al 90% en un grupo de voluntarios a los que se dio media dosis inicial seguida de una dosis completa. Puede deberse a que una dosis más baja de entrada "prepara mejor" al sistema inmunológico de cara a una siguiente dosis entera.
Aunque la eficacia de la candidata británica es aparentemente menor, es difícil compararla con las vacunas de ARNm, ya que presenta otras facilidades. Su conservación es más sencilla: esta puede almacenarse a temperatura de refrigerador, entre 2 y 8 grados centígrados y parece que podría ser más barata (unos 3 euros por dosis), seguida de la de Pfizer (unos 16 euros) y la de Moderna (unos 20/30 euros).

PUBLICAR LOS RESULTADOS
Hay todavía preguntas fundamentales por responder. Por ejemplo, son necesarios más datos sobre su eficacia en los distintos grupos de edad, en particular en los mayores de 65 años y si en ellos impide la infección o, en su caso, reduce la severidad de la covid. De ahí la importancia de la publicación de los resultados, lo que contribuye, a la transparencia del proceso.
"Con independencia de que las agencias reguladoras sean las responsables de la revisión de los datos para aprobar o no su uso, el hecho de que la comunidad científica tenga acceso a la información objetiva permite reforzar el proceso de evaluación. Desde las publicaciones científicas los datos se hacen accesibles a toda la sociedad y eso siempre es positivo", resume Isabel Sola, viróloga del Centro Nacional de Biotecnología. n 

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