Sociedad

El enfermo de alzhéimer, el "objetivo perfecto" del covid-19

Un paciente de alzhéimer descansa en la habitación de una residencia de ancianos.
photo_camera Un paciente de alzhéimer descansa en la habitación de una residencia de ancianos.
España es uno de los países con mayor proporción de personas que padecen el mal, unas 800.000

n n n Mayores, con patologías previas y muchos de ellos en residencias, los enfermos de alzhéimer se riteron en el objetivo perfecto para el covid-19 y sufrieron las peores consecuencias del confinamiento, al verse aislados de su entorno y apartados de sus rutinas, lo que ha contribuido a un deterioro de su enfermedad. Alrededor de unas 800.000 personas en España padecen la enfermedad de Alzhéimer, una patología neurológica que constituye la primera causa de discapacidad y supone el tipo de demencia neurodegenerativa más común: un 5% de las personas de 65 años la padecen y en mayores de 90 años el porcentaje aumenta hasta el 40%.
Con motivo del Día Mundial del Alzhéimer, que se celebra hoy, el doctor David Ezpeleta, neurólogo del Hospital de Cuidados Laguna y Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neurología, explicó cómo se enfrentaron estos pacientes y sus familias a la pandemia de coronavirus y los efectos que causó en ellos. "Las personas con enfermedad de Alzhéimer son un grupo de población que está sufriendo la pandemia de forma especialmente grave. Hay que tener en cuenta que se trata de personas generalmente mayores, con comorbilidades cardiovasculares asociadas y discapacidad de origen neurológico, tres factores que, se demostraron, ensombrecen el pronóstico de los afectados por la infección", detalló.
A todos estos aspectos se suma el hecho de que muchos de ellos están viviendo en residencias de mayores, uno de los ámbitos más golpeados por la pandemia no sólo por el número de muertes que provocó entre sus internos, sino porque las duras restricciones, como la suspensión de visitas de familiares, para evitar contagios.

lo peor: el aislamiento
Y si la soledad, la falta de comunicación y de socialización, es ya de por sí un factor de riesgo de deterioro cognitivo y demencia, para los enfermos de alzhéimer, la pérdida de contacto con los seres queridos -tanto en residencias como en hospitales- "supuso una carga extra de sufrimiento".
"Muchos pacientes lo han manifestado con inquietud, insomnio, aumento de solicitudes de ayuda, vagabundeo y otros trastornos conductuales", señala Ezpeleta, que detalla que en los enfermos ingresados por covid-19 el aislamiento ha sido uno de los factores de síndrome confusional, "agravando el efecto encefalopático de la inflamación sistémica producida por el virus".
"Muchos miles de personas con alzhéimer perdieron la vida por el covid", advierte. Pero la pérdida de vidas no es lo único que provocó el virus en estos pacientes. El confinamiento también les supuso no salir a pasear, no asistir al centro de día, no beneficiarse de sus terapias, dificultad para mantener el tratamiento farmacológico habitual, además de una sobrecarga para sus cuidadores principales. "El trastorno ha sido importantísimo", lamenta Ezpeleta, que resalta que uno de los principales factores de control de estos pacientes es el mantenimiento de sus rutinas.
Así lopudieron comprobar los neurólogos en sus consultas tras el confinamiento, donde constataron un empeoramiento de variables cognitivas, motoras, conductuales y afectivas. n 

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