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La dietoterapia en la Enfermedad Diverticular

La dietoterapia en la Enfermedad Diverticular
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El manejo dietético de la Enfermedad Diverticular (ED) se plantea en función de las complicaciones o etapa de la afección. Si el caso se encuentra en la fase aguda conocida como diverticulitis la pauta indica una alimentación baja en residuo, si por el contrario la condición está fuera de la inflamación (diverticulosis) conviene orientar la dieta hacia un aporte mayor de fibra. 

La incidencia de esta patología del colon ha aumentado de forma global en los últimos años afectando cada vez más a personas más jóvenes. La diverticulosis se caracteriza por la formación de bolsas en forma de saco en el colon, que se forman cuando las membranas mucosas se hernian en zonas debilitadas del músculo. La presencia de divertículos en el colon se define como diverticulosis, cuando presenta síntomas, se denomina Enfermedad Diverticular. A menudo, representa un brote y, después de que ceda en un período de remisión, se vuelve al estado de diverticulosis. 
Hace un tiempo se pensaba que la fibra dietética agravaba los divertículos, por lo que el tratamiento dietético clásico reducía la fibra (soluble e insoluble) acotando también el consumo de semillas, frutos secos y pieles de alimentos vegetales. Actualmente la evidencia científica apoya la incorporación de una dieta alta en fibra junto con una ingesta adecuada de líquidos (8-10 vasos) para mejorar el tránsito intestinal. En una etapa en la que ya no hay inflamación se puede pasar progresivamente de una dieta de reposo y baja en residuos, a una alimentación en la que semillas y granos que ya no están asociados con el riesgo de desarrollar complicaciones. 
Durante un episodio agudo o de hemorragia diverticular, se reduce la ingesta oral hasta que los síntomas desaparecen. Una vez que la ingesta oral se ha reanudado, o en los casos leves y moderados, es prudente comenzar una dieta baja en fibra (de 10 a 15 g/día) mientras se avanza en la dieta, seguido por una vuelta paulatina a una dieta rica en fibra, con verduras, frutas, cereales de grano entero, legumbres y si es necesario con suplementación.
Una dieta alta en fibra combinada con una buena hidratación promueve unas heces blandas y voluminosas que pasan más rápidamente y requieren menos esfuerzo con la defecación. Las cantidades recomendadas de fibra dietética, preferiblemente de alimentos, son 25 g/día para mujeres y 38 g/día para hombres.
Es necesario ser cuidadosos y aumentar lentamente la fibra de la dieta porque puede producir hinchazón abdominal o gases. La ingesta adecuada de líquidos es una indicación que debe acompañar sin pretexto el consumo elevado de fibra. 
Por otra parte, en atención al efecto potencial positivo del probiótico en la flora bacteriana alterada por la inflamación diverticular, cabe incorporar con frecuencia en la dieta alimentos probióticos (leches fermentadas, yogures, quesos, entre otros). 
Para muchas personas resulta difícil organizar un plan de alimentación progresivo en estos alimentos y en fibra. Es recomendable el acompañamiento de un nutricionista experto que guíe y aporte el consejo profesional para evitar los episodios agudos y mejorar la sintomatología.

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