Sociedad

La desinformación, una ayuda a intereses ocultos tras el covid

Una mujer con mascarilla busca noticias a través de su tableta electrónica.
photo_camera Una mujer con mascarilla busca noticias a través de su tableta electrónica.
Los bulos durante la crisis sanitaria causaron un nuevo tipo de epidemia conocida como "infodemia"

La pandemia de coronavirus puso sobre la mesa el problema de la desinformación, que desplegó un sinnúmero de bulos acerca de supuestas curas milagrosas, teorías conspirativas sobre el origen de la enfermedad o falsedades sobre las medidas de confinamiento. Ahora bien, ¿qué busca quien genera un contenido desinformativo y cómo consigue que sea asumido como creíble por otros usuarios? Muchos investigadores e instituciones estudiaron el tema en los últimos meses.

Los creadores de bulos quieren desinformar por diferentes razones, según el profesor de Ciencias de la Información en la Universitat Oberta de Catalunya Alexandre López-Borrull. Por un lado, están quienes quieren sacar un rendimiento económico (atrayendo visitas a un sitio web), los que buscan un provecho ideológico (difundir una visión política o estigmatizar a un grupo social), los conspiranoicos y los que aspiran a lograr un impacto viral, que se toman la difusión de un bulo como un reto. "A veces se juntan personas con buena intención, que piensan que alguno de esos contenidos es válido. El principal problema de una infodemia como la actual es que, si desconfiamos de todo, atender a la información que nos lleve a tomar decisiones correctas es más difícil", explica López-Borrull.

diversas teorías
Para la investigadora del Barcelona Centre for International Affairs, Carme Colomina, durante esta crisis sanitaria se detectó no solo un aumento de la desinformación, sino una "diversificación de su origen". "De las teorías conspirativas que hablan de supuestos orígenes de los virus, a los que pretenden crear alarma social, hasta las "gamberradas 2.0" o los que quieren estigmatizar comunidades o alimentar discursos xenófobos", enumera la investigadora.
Un estudio del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford revela que, para los españoles, las principales fuentes de información falsa o engañosa sobre el coronavirus son los políticos (43 %), seguidos por los medios (36%). Para Colomina, este dato demuestra que la desinformación que más se compartió durante esta pandemia es la que transita "de arriba hacia abajo", que viene de agentes políticos. 
Por otro lado, muchos de los contenidos desinformativos que circularon durante la pandemia cerraban con la frase "Esto no te lo contarán en los medios", que apela a la desconfianza del receptor respecto a la labor de los medios informativos. Aún estando entre los ciudadanos que más utilizan los medios de comunicación para informarse sobre el nuevo coronavirus, los españoles son de los que más desconfían en los medios."Ante la falta de certezas hay muchos ciudadanos que creen que aquella información que no llega por la vía oficial es más creíble", explica Colomina. La confianza en las instituciones y en los medios es menor si se proviene de un pasado dictatorial", explica. 

El antídoto, la lectura crítica y medios de comunicación fiables

Si la vacuna es el antídoto que se espera contra el coronavirus, ¿cuál puede ser el remedio contra la infodemia? Para López-Borrull, el papel de las organizaciones que verifican información es "muy importante". "Han recuperado la idea de que el periodismo es verificar y explicar, y son más importantes que nunca", afirma. 
No obstante, según Carlos Elías, los organismos de verificación tienen "muchas dificultades" en una sociedad democrática, ya que su actividad puede "derivar en censura" y ser cuestionada por parcialidad ideológica."Nosotros, en la cátedra estamos planteando un sistema de algoritmos estadísticos para decidir qué noticias se verifican, y que no seleccione los temas un periodista que puede tener su sesgo. El problema de esto es que los periodistas pierden influencia, pero la verificación gana en neutralidad", detalla.
Todos los investigadores consultados coinciden en la importancia de la formación de la ciudadanía en la lectura de los medios de comunicación o "alfabetización mediática". "Es muy importante que haya formación sobre cómo se consumen los medios y cómo detectar si algo es un bulo o no: si salen fuentes con nombres y apellidos, que se puedan rastrear por internet. Que las personas tengan esa formación igual que la tienen para su alimentación", considera Carlos Elías.
"Todo pasa por la formación, por educar en la lectura crítica de la información que consumimos", afirma Colomina, para quien esta crisis va a tener un efecto positivo: recuperar la valoración social del conocimiento de los expertos. n 

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