Cenar mucho y tarde afecta más al sueño que el cambio de hora

Un reloj marca las tres de la madrugada por el cambio de hora.
photo_camera Un reloj marca las tres de la madrugada por el cambio de hora.

Durante la pasada madrugada del domingo a las 02.00 horas los relojes pasaron a marcar las 03.00, poniendo fin al horario de invierno. Este cambio, como siempre, tiene defensores y detractores. 

El horario de invierno finalizó el domingo 26 de marzo, de forma que a las 02.00 de esta madrugada pasaron a ser las 03.00 horas, por lo que los relojes se adelantaron una hora. Esto lo establece una controvertida directiva europea, que deben cumplir todos los Estados miembros. A partir de ahora amanecerá mas tarde y las tardes serán más largas, porque se ganará una hora más de luz.

“Hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo”. Es un consejo del conocido psiquiatra gallego Jesús Fraiz, que explica que afecta más al descanso nocturno cenar tarde y en abundancia que un cambio de hora como el que se materializó esta madrugada.

Fraiz relativiza el problema que este movimiento de las agujas del reloj pueda causar porque entiende que únicamente tendrá una afectación real durante un par de semanas. “A muchos pacientes el cambio les afecta porque duermen mal, y se sienten peor, pero es cuestión de tiempo adaptarse al nuevo horario”. Y de poco tiempo, ahonda.

Para este especialista hay otro factor que influye mucho más en la falta de sueño: la alimentación. A su entender, más importante que el cambio horario sería adelantar el horario de la cena en España. “Es fundamental para tener un buen sueño, la gente tendría menos pesadillas y la digestión sería mucho mejor”, apunta.

Por su clínica han pasado muchos ciudadanos con problemas de este estilo. A todos les recuerda un viejo refrán, el que titula esta información y que no se cansa de repetir. Hacer caso del mismo ayudará, opina este doctor, a reducir la probabilidad de déficits en el estado de ánimo, más “importantes” que los temporales efectos dañinos que el cambio horario pueda provocar.

Aunque la Unión Europea recomendó a los Estados miembros que acabaran con estos cambios horarios, lo hizo antes de la pandemia y la llegada del coronavirus evitó que pudiera adoptarse esa decisión. “La pandemia ha disparado la coronafobia, el miedo al contagio, y la gente se ha vuelto menos sociable”, sostiene Fraiz, quien incide en la importancia de recuperar hábitos que eran buenos y de modificar otros que no lo son tanto.

“Adelantar los horarios de cena o de visionado de la televisión” es clave, repite una y otra vez.

En eso coincide con Gonzalo Pin Arboledas, jefe de la unidad del sueño del Hospital Quirónsalud Valencia, que dice que “dormimos unos 40 minutos menos que en el resto de países europeos por nuestros horarios, y el  cambio de hora favorece a esa pérdida de sueño”.

Existen estudios que afirman que el mantenimiento de un horario permanente ayuda a la regulación de los ritmos circadianos del organismo, que durante el cambio de hora se ven alterados. “Pero no todas las personas somos iguales”, zanja Fraiz. “Cuando solo hay una hora de cambio, las diferencias tampoco son muy grandes”.

Otra óptica es la del científico de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Jorge Mira, que es uno de los que defiende el cambio de hora de una manera concienzuda, ya que, según sus investigaciones, permite optimizar el uso de la luz solar y, de esta forma, aprovechar más la mañana y conseguir más horas de ocio diurno.

Como siempre, en este viejo debate hay defensores y detractores. 

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