Una dieta vegana o limitar el consumo de carne roja ayudaría a reducir las emisiones de CO2

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Qué cultivar, cómo hacerlo y qué consumimos es algo que está ligado directamente con el clima y sus variaciones

 

Lo que las personas eligen comer puede tener un gran impacto en los efectos del calentamiento global. La interacción entre los alimentos, el agua y la agricultura en un clima cambiante ha sido el objetivo de un taller de dos días desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Y es que casi la cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los seres humanos provienen de la agricultura. Qué cultivar, cómo hacerlo y qué consumimos es algo que está ligado directamente con el clima y sus variaciones.

En la Universidad más prestigiosa del mundo se han reunido expertos de todo el planeta para debatir, explorar y tratar de aclarar un futuro entrelazado y cómo la elección de los consumidores podría ayudar a paliar el calentamiento global.

Con mensajes claros y directos, Pete Smith, profesor de suelos y cambio global en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, ha destacado que cambiar las opciones dietéticas de la gente, incluso un poco, podría reducir enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero y, potencialmente, hacer que las personas sean más saludables al mismo tiempo. Cambiar a una dieta vegana, por ejemplo, podría reducir las emisiones totales de la agricultura en dos tercios.

Pero medidas mucho menos drásticas también podrían marcar la diferencia, ha dicho: "No requiere opciones binarias: las personas no tienen que volverse vegetarianas o veganas, simplemente pueden comer menos carne". Solo reduciendo el consumo de carne roja podrían reducirse las emisiones en casi un tercio, según Smith.

"Una disminución en el consumo de carne podría tener un impacto absolutamente enorme", ha destacado, al tiempo que ha considerado el efecto positivo en la salud de las personas. 


Efectos dramáticos sobre el clima


Está claro que los cambios en las prácticas agrícolas y en los gustos, necesidades y demandas de la creciente población del planeta pueden, a su vez, tener efectos potencialmente dramáticos sobre el clima en sí. Los detalles importantes de esos impactos potenciales también requieren de mucho más estudio, han destacado los expertos.

De lo que ya hay pocas dudas es de que un clima cambiante en la Tierra tendrá un impacto en la agricultura de todo el mundo. Puede que los rendimientos aumenten en unas zonas y disminuyan en otras, que las regiones varíen completamente sus cultivos para adaptarse a las crecientes temperaturas.

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