VIGO

Siete vigueses, atrapados en Génova tras una odisea

Chus Gallego y Maite Fernández, dos de las pasajeras.
photo_camera Chus Gallego y Maite Fernández, dos de las pasajeras.
Salieron de Buenos Aires el 3 de marzo y debían desembarcar en Barcelona, pero el cierre de fronteras los mantiene en un limbo
nnn Lo que iba a ser un viaje de placer se ha convertido en una pesadilla que mantiene a unos 170 españoles, siete de ellos vigueses, atrapados desde ayer en un barco en el puerto de Génova y, de momento, sin una certeza de cuándo podrán regresar a casa.
La odisea comenzó el pasado 3 de marzo, cuando el coronavirus todavía no era una preocupación en España y el estado de alarma decretado por el Gobierno podfría parecer ciencia ficción.
El matrimonio formado por Maite Fernández y Modesto Rodríguez se subió, junto a otras tres mil personas de diversas nacionalidades, a un crucero en Buenos Aires, cuyo itinerario pasaba por  Salvador de Bahía, Río de Janeiro.  Desde esta última localidad brasileña, el barco tenía previsto cruzar el Atlántico en seis días para llegar a Tenerife y visitar luego Arrecife, Málaga y Barcelona, donde estaba su puerto de destino, aunque el crucero tenia previsto a continuación ir hasta Marsella y terminar en Génova.
"El último día que estuvieron en tierra fue el 8 de marzo en Brasil", explica Carlos Rodríguez, hijo de Maite y Modesto y que se encuentra en Vigo. "Les dijeron que en seis días llegaban y ya tenían en mente bajarse en Tenerife porque las noticias que iban llegando no eran nada alentadoras, aunque en ese momento aquí casi se estaba haciendo vida normal. De hecho, el 8 de marzo se celebraron manifrestaciones y mítines. Pero durante la navegación se decidió por parte de la compañía, y seguramente también de la administración, que no se iba a parar en Tenerife, ni en Arrecife, ni en Málaga, ni en Barcelona, que el barco iba directamente a Marsella y una vez allí la compañía se encargaba de llevar a cada uno a su puerto de destino en autobús, unos a Vigo y otros al resto de España", añade.
Pero una vez en Marsella, todo se empezó a torcer. "Allí estaba el cónsul español y un montón de autobuses de la compañía, porque son casi tres mil pasajeros, pero las autoridades francesas suspendieron los viajes, expulsaron al cónsul del puerto y sólo se bajaron los pasajeros franceses. El resto del pasaje se quedó a bordo y salieron hacia Génova, donde atracaron esta mañana (por ayer)", indica Carlos, preocupado porque, una vez en Italia, "los tienen con informaciones contradictorias. Por un lado les dijeron que los iban a llevar desde Génova hasta Barcelona en autobús, que son 900 kilómetros y además en un país cerrado, sin bares ni hoteles, así no sé cuál era el plan. Luego fue cambiando la versión, que los iban a llevar en avión, que habían dejado abandonada a la compañía... Dentro corren muchos bulos, pero siguen allí". n

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