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La ultraderecha sueca crece y será el árbitro de la política

Seguidores de la ultraderecha sueca celebran los resultados de su formación.
photo_camera Seguidores de la ultraderecha sueca celebran los resultados de su formación.

Los socialdemócratas son la fuerza más votada, pero los resultados les ponen difícil gobernar

El bloque gubernamental de izquierda encabezaba anoche el recuento de las elecciones generales suecas, con el 40,6 % frente al 40,2 de la opositora Alianza de centroderecha, escrutado alrededor del 50 % de los votos. El Partido Socialdemócrata del primer ministro, Stefan Löfven, sería la fuerza más votada con el 28,1 %, seguido por el Partido Moderado (conservador), con el 19,6 %, y suben los ultraderechistas Demócratas de Suecia (SD), que alcanzan el 17,7 %. Cuarto se situaría el Partido Centrista, con el 8,7 %, por delante del Partido de Izquierda, con el 8,1 %.
De confirmarse el resultado, Löfven tendría complicado continuar en el poder, una vez que la Alianza ha asegurado que no dejará gobernar al bloque minoritario más votado, como ocurrió en 2014, para aislar a la ultraderecha.
El líder socialdemócrata invitó durante la campaña varias veces a los centristas y liberales -dos de los cuatro partidos de la Alianza y los más escépticos a cualquier contacto con el SD- a un pacto parlamentario o a formar un Ejecutivo de centroizquierda, pero su ofrecimiento fue rechazado en varias ocasiones.
El candidato conservador, Ulf Kristersson, ha reiterado en las últimas semanas su deseo de formar gobierno con sus aliados, aunque para ello necesitaría de los votos del SD, una fuerza con la que ha dicho que no quiere negociar. Pero el líder del SD, Jimmie Åkesson, ha insistido desde hace tiempo en que aunque su principal objetivo es desalojar del poder a la izquierda, su respaldo a la Alianza no será automático ni gratuito y que exigirá concesiones en varias áreas, en especial en inmigración y en lucha contra la delincuencia.
Si se mantienen los pronósticos que marcaba el escrutinio, tanto socialdemócratas como conservadores -los dos grandes partidos- obtendrían un resultado muy negativo: para los primeros, sería el peor de su historia; para los otros, el más bajo desde 2002.
El SD, que en 2014 obtuvo casi el 13 % de los votos, sumaría un avance importante, pero se quedaría lejos de las cifras que le daban los sondeos desde el pasado verano, superando a los conservadores incluso como segunda fuerza.

línea dura en inmigración
"Se nota que retamos de verdad a los socialdemócratas y los moderados en la cuestión de cuál es el partido más grande del país", dijo Åkesson en un mitin en Malmoe (sur de Suecia), donde como ha ocurrido en muchos actos electorales estuvo acompañado a unos metros de una manifestación contraria con gritos de "racista". Åkesson presentó al SD como la fuerza política que se enfrenta a los "viejos partidos" y defendió una línea más dura en inmigración.
Por primera vez en una campaña electoral sueca, la inmigración y la delincuencia han tenido un lugar preferente en el debate político, restándole protagonismo a otros temas como el modelo de bienestar, los impuestos y la sanidad. Suecia, un país con una larga tradición en recibir refugiados y una población inmigrante que ronda el 20 %, ha vivido en los últimos años un cambio dramático en su política de asilo, tras el colapso en el sistema provocado por los 300.000 solicitantes en los últimos cuatro años. 

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