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Los laboristas eligen a Keir Starmer para su nueva etapa

Starmer, en un acto antes de la crisis.
photo_camera Starmer, en un acto antes de la crisis.
Es abogado y reconocido eurófilo, aunque ahora su prioridad es la crisis causada por el COVID 19

n n n El abogado especializado en derechos humanos Keir Starmer fue designado ayer sucesor de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista británico, que afronta una reconstrucción tras la última derrota electoral y debe ejercer la oposición en medio de la compleja crisis del COVID-19. Con las negociaciones del Brexit congeladas, Starmer se centrará a corto plazo en fiscalizar la respuesta del Gobierno conservador a la pandemia del nuevo coronaviurs, si bien ya ha avanzado que primará el "interés nacional" sobre la crítica al Ejecutivo y evitará realizar "demandas imposibles" en tiempos de crisis. 
A pesar de que tras el anuncio de dimisión de Corbyn, en diciembre, se había forjado cierto consenso en el partido de que una mujer debía ser la siguiente líder, Starmer encabezó desde el inicio las encuestas en unas primarias que han durado cerca de tres meses. El ganador, hasta ahora portavoz para el Brexit, obtuvo el apoyo de 275.780 afiliados (el 56,2 % de los que participaron en la votación), frente a 135.218 la portavoz de Empresas Rebecca Long-Bailey (27,6 %) y 79.597 la diputada Lisa Nandy (16,2 %).
La posición de "número dos" del partido la asumirá Angela Rayner, hasta ahora portavoz de Educación, que recalcó la necesidad de "reconectar" con los votantes laboristas.

RECONSTRUIR EL LABORISMO
El partido sufrió en diciembre su peor derrota en las urnas desde la década de 1930, lo que dejó paso a una mayoría absoluta del primer ministro "tory", Boris Johnson. A cinco años vista de las próximas elecciones generales programadas en el Reino Unido, Starmer se propone ahora cerrar las heridas abiertas en una formación que en los últimos años ha vivido una casi constante guerra interna entre facciones. "Voy a conducir a este gran partido hacia una nueva era, con confianza y esperanza, para que podamos servir a nuestro país otra vez cuando llegue el momento", afirmó Starmer en un mensaje a través de Twitter.
El sector más izquierdista, cercano a Corbyn, le acusa de ser ideológicamente cercano al ex primer ministro Tony Blair, defensor de un centro más liberal. Para tratar de contrarrestar esa imagen, el nuevo líder ha insistido durante la campaña de las primarias en su perfil social y ha asegurado que mantendrá algunas de las propuestas estrella de la anterior dirección, como la abolición de las tasas universitarias y la nacionalización de servicios clave.
Starmer ha tratado de mantener, con todo, una posición equidistante entre las diversas facciones laboristas y ha reivindicado el legado tanto de Blair como de Corbyn. Con esa estrategia ha superado a su principal rival, Long-Bailey, que era percibida como la candidata continuista de la anterior dirección y que ha recibido críticas por no reconocer errores que llevaron a la derrota electoral. Uno de los traspiés que ha perseguido a Long-Bailey durante la campaña de las primarias fue calificar de "diez sobre diez" la gestión del anterior líder.
Los laboristas planeaban anunciar a su nuevo líder en un gran congreso extraordinario que teatralizara la llegada de una nueva era. Preveían también que el debate político continuaría monopolizado en 2020 por el Brexit, mientras Londres y Bruselas negociaban su futura relación bilateral.
Todos esos planes se han visto afectados por la expansión del nuevo coronavirus. La toma de posesión de Starmer se ha limitado a un mensaje pregrabado en vídeo divulgado a través de las redes sociales, y su labor de oposición en los próximos meses se centrará en la respuesta a la pandemia. Johnson ya ha citado a los responsables de los partidos opositores para abordar la crisis la próxima semana y Starmer ha subrayado que colaborará "de manera constructiva" con el Ejecutivo y no tratará de "marcar puntos políticos ni hacer demandas imposibles". n

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