Emiratos Árabes Unidos se convirtió ayer en el tercer país árabe en normalizar sus relaciones con Israel, después de los acuerdos de paz firmados por Egipto en 1979 y Jordania en 1994, y el primer Estado del golfo Pérsico en dar este paso. Si bien Omán sorprendió a sus vecinos recibiendo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en 2018, el sultanato no acabó de oficializar los lazos con Israel, en una región en la que el conflicto palestino sigue siendo un arma política para muchos Gobiernos árabes.
Las monarquías suníes aliadas de EEUU y enfrentadas abiertamente con Irán no escondieron su interés por acercarse a Israel y hubo algún tímido intento, pero de cara a la opinión pública mantuvieron una postura anti-israelí. Sin embargo, EAU no fue un país especialmente combativo: no fue el que denunció en voz alta las acciones israelíes, ni el primero en apoyar al pueblo palestino económica y políticamente.
poco sorprendente
El paso de ayer no sorprende, aunque llega sin preaviso y sin que se hayan conocido las negociaciones que culminaron con el anuncio por parte del presidente Donald Trump, de este "acuerdo de paz histórico" entre EAU e Israel. La directora de comunicación estratégica del Ministerio de Exteriores emiratí, Hend al Otaiba, desveló ayer en Twitter que "EAU ha trabajado incansablemente en los pasados meses para este logro diplomático, que traerá estabilidad a la región y apoyará el proceso de paz".
Si bien el acuerdo está siendo calificado como de "paz", EAU nunca se enfrentó en combate al Ejército israelí, ni le declaró la guerra como Egipto y Jordania, que después de varias contiendas sellaron sendos tratados de paz.
