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La futura relación comercial, la fase más compleja del "brexit"

La presidenta de la CE Úrsula von der Leyen y Boris Johnson, en la residencia del primer ministro británico.
photo_camera La presidenta de la CE Úrsula von der Leyen y Boris Johnson, en la residencia del primer ministro británico.
Servicios financieros, aviación y seguridad, otros asuntos clave a negociar entre Londres y Bruselas

Londres y Bruselas afrontan la que promete ser la fase más compleja del "brexit", la negociación sobre su futura relación comercial, en la que tratarán de encajar el deseo británico de divergir de las normas europeas con un intercambio de bienes y servicios con las menores fricciones posibles. Una vez el Reino Unido abandone la Unión Europea (UE), el próximo día 31, comenzará oficialmente una negociación contrarreloj de once meses para forjar un nuevo tratado que evite un escenario similar a un "brexit" sin acuerdo al término de este año.
Sobre la mesa estarán no solo el intercambio de mercancías y los arreglos arancelarios, sino también otras cuestiones clave como el acceso a servicios financieros, derechos de aviación y asuntos de seguridad compartida. "La Unión Europea mantiene un superávit comercial en cuanto a bienes. El Reino Unido podría utilizar esa palanca para intentar lograr un mejor acceso (al mercado único) para sus servicios", indicó Catherine Barnard, profesora de Derecho Comunitario en la Universidad de Cambridge.
Pese al escepticismo en Bruselas sobre la posibilidad de llegar a un amplio pacto en el corto plazo que está disponible a priori, Johnson asegura que no tiene intención de solicitar una prórroga. Los ritmos de la negociación vendrán marcados por las posiciones que adopten el Gobierno británico y la Comisión Europea (CE), así como por la unidad que muestren los 27 socios comunitarios restantes. En función de lo ambicioso que sea el acuerdo, puede ser necesario que lo ratifiquen los parlamentos nacionales y algunos regionales de la UE, lo que dificultaría su entrada en vigor a tiempo.

igualdad de condiciones
El mercado único europeo funciona en base a una serie de normas y estándares diseñados para asegurar que las empresas operan en un ambiente similar en cualquiera de los Estados del bloque.  A ese conjunto de regulaciones se lo conoce en inglés, en el argot comunitario, como "level playing field" -algo así como "campo de juego en igualdad de condiciones"-.  El grado de divergencia del Reino Unido respecto a ese libro de reglas será uno de los principales caballos de batalla de las negociaciones.
La UE quiere "garantías suficientes" de que se mantendrá esa igualdad de condiciones para firmar un acuerdo comercial "ambicioso y amplio", según ha expresado en sus directrices negociadoras preliminares, mientras que Johnson ya ha avanzado su intención de que Londres deje de estar alineado con los estándares comunitarios.  Los países del bloque están especialmente preocupados ante la posibilidad de que el Reino Unido establezca una política más agresiva de ayudas a las empresas y relaje sus normas sobre competencia. Cada miembro de la UE tratará de presionar para cumplir sus objetivos particulares. Alemania y Polonia estarán interesadas en facilitar el comercio en el sector de la automoción, mientras que países como Francia y España pondrán el acento en la agricultura y la pesca, entre otros aspectos.

La Cámara de los Comunes da luz verde al acuerdo de salida de la UE

La Cámara de los Comunes dio ayer luz verde por una clara mayoría a la legislación para ratificar el acuerdo sobre los términos de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), que continuará ahora su tramitación en la Cámara de los Lores. Por 330 votos a favor y 231 en contra, la mayoría absoluta del Gobierno del primer ministro, el conservador Boris Johnson, se impuso, como se esperaba, en la Cámara Baja. 
Antes de las Navidades, días después de las elecciones generales en las que ganó Johnson, los diputados ya dieron su visto bueno preliminar a un texto que permitirá al Reino Unido romper sus lazos con el bloque comunitario el próximo día 31. 
La legislación se someterá ahora al escrutinio de los Lores, donde el Gobierno no cuenta con una mayoría asegurada y su tramitación podría sufrir retrasos. Si los Lores modifican el texto, la legislación deberá volver a ser votada en los Comunes.
Un portavoz de Downing Street, despacho oficial del primer ministro, pidió a los parlamentarios que no entorpezcan la aprobación. "Este país envió un mensaje muy claro (en las elecciones) de que quiere que el 'brexit' quede resuelto", indicó ese portavoz, que urgió a la Cámara Alta a dar su visto bueno con tanta celeridad como sea posible. 
En la misma línea, el diputado conservador Owen Paterson lanzó una "advertencia" hacia los "miembros de la otra cámara" parlamentaria: "Deben respetar las votaciones" en las que los británicos se decantaron por el "brexit", esgrimió.n

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