Armas para todos, el plan de Israel para invadir Palestina

Sharon Gat, fundador de Caliber 3, empresa de armas que da cursos a israelíes que obtienen el permiso.
photo_camera Sharon Gat, fundador de Caliber 3, empresa de armas que da cursos a israelíes que obtienen el permiso.
Cada vez más civiles israelíes tramitan licencias en medio de un repunte del conflicto palestino

El estallido de los disparos resuena en una colina de un asentamiento israelí en Cisjordania ocupada, entre campos de tiro y una tienda repleta de armamento. En medio de un grave repunte del conflicto con los palestinos, cada vez más civiles israelíes están tramitando permisos para portar armas.

La creciente demanda para hacerse con licencias se hace patente en empresas que dan cursos y venden pistolas reguladas, como Caliber 3, un centro de formación en técnicas de antiterrorismo para militares y cuerpos de seguridad públicos y privados, que también ofrece instrucción para civiles.

Los israelíes que acuden a la compañía para obtener armas se multiplicaron este año, “con un aumento de casi el 100%” en la cifra de clientes, señala Sharon Gat, soldado de élite veterano y fundador de Caliber 3, quién defiende la necesidad de que más civiles puedan ir armados para su propia defensa y “para proteger a la gente”.

“Incluso cuando voy a tirar la basura llevo mi arma, porque si hubiera un ataque terrorista y no pudiera reaccionar, me suicidaría”, remarca Gat, en medio del ambiente bélico de sus instalaciones, por donde caminan militares, empleados de seguridad e incluso turistas, a quienes se ofrecen experiencias de tiro y tours de contenido marcial en los campos de entrenamiento.

Sobre la venta de armas, indica que “los últimos meses fueron una locura”, y la empresa vendió 1.500 armas al mes en sus cinco sedes, comenta Gat, que ofrece pistolas por entre 3.300 y 6.000 shéqueles (entre 809 y 1.491 euros). Según explica, estas armas solo se pueden comprar con un permiso que debe tener varias verificaciones por parte de las autoridades, a diferencia de Estados Unidos, donde las reglas son mucho más laxas.

En Israel solo se permite un arma por civil, y debe ser semiautomática: pistolas más bien pequeñas que se ven entre los pantalones de muchos israelíes cuando caminan por la calle. Uno de los requisitos es tener formación militar -millones de israelíes la tienen por haber prestado servicio militar obligatorio- o tener al menos 27 años y vivir en una zona de seguridad “sensible”, en lugares como colonias en territorio palestino ocupado.

En un país de mentalidad militar donde la seguridad es clave y el uso o tenencia de armas está normalizado, el número de civiles israelíes con armas aumentó este año, al tiempo que el conflicto con los palestinos se recrudece. En ataques cometidos recientemente por palestinos o árabes-israelíes, hubo casos en que civiles armados dispararon y pararon a los atacantes, muchos de ellos muertos en el lugar de los hechos.

Por su parte, las autoridades de Israel instan desde hace tiempo a sus ciudadanos a obtener permisos para portar armas, y el Ministerio de Seguridad Nacional, liderado por el ultraderechista Itamar Ben Gvir, agilizó el proceso burocrático para obtenerlos. Según el medio local Walla, desde febrero se aprobaron unos 12.000 permisos nuevos, una cifra que contrasta con la media de 13.000 licencias emitidas anualmente entre 2016 y 2021. 

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