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La actuación policial aviva las protestas violentas en EEUU

Una manifestante muestra un cartel de protesta ante uno de los cordones policiales en Washington.
photo_camera Una manifestante muestra un cartel de protesta ante uno de los cordones policiales en Washington.
Las manifestaciones por la muerte del afroamericano George Floyd se extienden por Europa

n n n Vehículos patrulla embistiendo a manifestantes, placajes por la espalda, uso de gas pimienta o disparos de balas de goma a la cara. Con estas dudosas prácticas, los departamentos de policía en muchas ciudades de Estados Unidos han contribuido poco en evitar que las protestas ciudadanas contra el racismo se volvieran violentas en los últimos días.
La noche del sábado el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, convocó una rueda de prensa de urgencia, bajo el incesante sonido de helicópteros y sirenas policiales, para justificar una imagen de las protestas que se volvió viral en las redes sociales. Dos furgonetas de la policía rodeadas por una multitud de manifestantes en Brooklyn aceleraban y barrían a decenas de personas, que se desplomaron sobre el asfalto sin ser arrollados bajo los vehículos. Esa táctica, junto con otras como lanzar gas pimienta sobre manifestantes con las manos en alto, elevaron las críticas contra el supuesto objetivo principal de la actuación policial: la desescalada.
Hubo esa noche más de 400 350 personas detenidas en Nueva York, donde no se experimentó el nivel de violencia y saqueos que vivieron ciudades como Detroit, Chicago, Dallas o Albany, donde incendios y el caos fueron la tónica a partir de las 10 de la noche. 
El presupuesto de la policía neoyorquina ha aumentado alrededor de un 30 % en los últimos seis años, pese a que los crímenes ya venían reduciéndose constantemente y se encuentran cerca de mínimos históricos. Ciudades como Chicago, Houston, Detroit u Oakland destinan más de un tercio de su presupuesto a sus departamentos de policía, según datos del Center for Popular Democracy. En todas ellas, las protestas han desembocado en disturbios, saqueos y caos.

caos y brutalidad
En seis años desde la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri), que también motivó disturbios y protestas en todo el país, poco parece haber cambiado en el modo en que la policía aborda la desigualdad racial y económica en Estados Unidos, pese a presupuestos generosos y planes de reforma. A esto se suma un escenario post-pandemia con presupuestos de las administraciones públicas en caída libre y un desempleo a máximos desde la Gran Depresión y que afecta sobre todo a jóvenes y afroamericanos.
En Detroit con la llegada de la noche, comenzaron los lanzamientos gas lacrimógeno, carreras, helicópteros policiales, y manifestantes violentos que al abrigo de la multitud y el caos comenzaron a saquear tiendas. Por el contrario, en Flint, también en Michigan y una de las ciudades más afectadas por la desindustralización del Medio Oeste, agentes de la oficina del alguacil se sumaron a las protestas al grito de "Black Lives Matter".
Esa solidaridad policial con un grito que se oye en todo el país desde hace años se repitió en Camdem (Nueva Jersey) o Santa Cruz (California). En ninguno de esos lugares se reportaron disturbios.
El presidente Donald Trump, arremetía por su parte contra los medios de comunicación por "fomentar el odio y la anarquía" y defendió la labor de la Guardia Nacional en Mineápolis -centro de las protestas- frente a los manifestantes. Policías y militares tomaron el sábado el control de Mineápolis (EE.UU.) con fuertes cargas contra quienes desafiaron el toque de queda y los periodistas que cubrían las protestas.
Mientras, las manifestaciones por la violencia policial se extendieron a algunas ciudades europeas, donde miles de personas se sumaron al movimiento de protesta. En Berlín hubo manifestaciones por segundo día consecutivo, concretamente en el multiétnico barrio de Neukölln y ante la Embajada de EEUU en Berlín. 
También en Londres, miles de personas se manifestaron para protestar por la muerte de Floyd, y se registrado marchas denunciando la brutalidad policial ante la Embajada de Estados Unidos en Dinamarca.n

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