COMARCAS

El tesoro que vive en las rocas

Los bateeiros recurrieron la semana pasada a zonas de percebeiros ante la falta de mejilla en otros lugares.
photo_camera Los bateeiros recurrieron la semana pasada a zonas de percebeiros ante la falta de mejilla en otros lugares.
La extracción de cría de mejillón en zonas de trabajo de los percebeiros de Cangas y del Baixo Miño originó tensiones entre ambos sectores que intenta resolver la Consellería do Mar buscando un consenso

Los sectores percebeiro y el bateeiro viven desde hace unas semanas constantes enfrentamientos por la extracción de mejilla en zonas consideradas sensibles por los primeros.  La situación obligó la semana pasada a la intervención de la Consellería do Mar, que ya celebró dos reuniones con representantes de ambos sectores. El objetivo, llegar a un acercamiento de las partes, creando un mapeo de las áreas que los percebeiros piden que sean excluidas en la recogida de mejilla y aquellas que los bateeiros piden para seguir con su actividad.

En el sur de la provincia el problema llegó a la Costa da Vela, en Cangas, y las roca de las cofradías de A Guardia y Baiona. El paado viernes los percebeiros batían sus costas para impedir que “las cuadrillas de bateeiros que estaban trabajando en la extracción de mejilla perjudicaran a las crías del percebe. Nosotros lo único que pedimos es que se respeten esas áreas sensible, algo que venimos pidiendo hace 5 años y que ahora ha vuelto a surgir con la escasez de mejilla”, explica la patrona mayor de la cofradía de A Guarda, Silvia Crespo.
 Como ella, desde la plataforma de bateeiros afectados por la falta de cría de mejillón para abastecer sus bateas aseguraban que “lo único que pedimos es llegar a un acuerdo que sea beneficioso para ambas partes. No somos furtivos ni estamos cogiendo mejilla sin licencia. El problema es que este año apenas hay y tenemos muchos compañeros que no tienen nada para sembrar sus bateas”, aseguraba Germán Güimil, portavoz del colectivo que representa a más 4.000 productores en toda Galicia. La situación que vive podría suponer "elevadas pérdidas ya que si no sembramos ahora, puede suponer un parón de dos años de producción" en cada batea, que al año generan unos 25.000 euros cada una.
La Costa da Vela, en Cangas, ha sido otro de los escenarios de los enfrentamientos entre ambos sectores. EL patrón mayor de la Cofradía, Javier Costa, aseguraba que este área “es el sustento para 50 familias durante el invierno, que es la época en la que no se puede ir a Cíes al ser una costa muy expuesta y ser imposible la extracción por las condiciones meteorológicas”. 
El problema surge cuando los bateeiros, que tienen licencia para recoger mejilla en todo el litoral de las provincias de A Coruña y Pontevedra, acceden a las zonas aprobadas por la Xunta en los planes anuales de los percebeiros y extraen, aunque sea involuntariamente percebe. En este caso, y apoyándose en los planes aprobados por la propia Consellería, los servicios de vigilancia y las propias Cofradías pueden oponerse a dicha actividad ya que están incumpliendo la normativa autonómica “al no tener licencia para la extracción de percebe, aunque  se haya dado de forma involuntaria”. Por este motivo, y para evitar nuevos problemas, el patrón mayor de Cangas cree que “la solución es que en determinadas zonas sensibles en las que hay plan de percebe, que en nuestro caso es la Costa da Vela, deben estar excluidas”.  Porque la alternativas de “entendimiento que propone la Consellería es ,al menos, complejo, cuando ambos sectores están legalmente autorizados para defender sus intereses. Con este situación, el entendimiento puede romperse en cualquier momento, como sucedió ahora”. 

Las claves de un conflicto  aún sin soluciones

En octubre del 2000 una Orden de la Consellería reglaba la extracción de mejilla en bancos naturales. Así establecía que además de ser extraída por los bateeiros y sus trabajadores, podría serlo también por los percebeiros dentro de las zonas de los planes del percebe que todos los años aprueba la administración autonómica y que fija los lugares de recogida de este apreciado crustáceo. Estos planes que fijan las diferentes modalidades de explotación de los recursos marinos, en el que se incluye el del percebe, fija también la existencia de un plan de vigilancia que paga en parte la Consellería y las cofradías, que en caso de la de San Xosé de Cangas, se eleva a unos 90.000 euros anuales. Es aquí donde surge el quid de la cuestión, ya que esto permite a los percebeeiros impedir que nadie coja percebe en las zonas del plan de explotación. Y esto es lo que ha sucedido estos días. Por su parte, los bateeiros tienen autorización de faenar en todo el litoral. Crear un mapeo, podría ser la solución al problema.n

Te puede interesar