El capricho o las ganas de distracción de un noble que quería tener un parque privado donde recrear el mundo medieval que nunca existió acabó derivando en un bosque encantado, que así se denomina a la finca que en su momento formó parte de la Casa deTorre de Aldán y que ahora luce una hermosa decadencia que convierte al paraje en único. Este verano ha sido su “boom”, con miles de visitas, aunque espaciadas y con dificultades, lo que también ayuda curiosamente a dar un cierto encanto. Por no haber, ni siquiera una indicación de su situación, mucho menos del acceso, que generalmente se realiza pasando por el lavadero restaurado.
El Bosque Encantado formaba parte de la finca de los condes, pero la construcción de la carretera partió la propiedad y quedó desgajado y perdido. El lugar tiene un nombre propio, Finca de Frendoal, aunque por sus características pasó a ser conocido como Bosque Encantado, denominación que le va la perfección: llama la atención una vez dentro, y no sólo por el denso arbolado y el silencio, sino por las formas de la vegetación, y sobre todo, por las construcciones del interior. El abandono general también añade misterio a un lugar por donde corre un regato, el río Orxas, poblado de árboles de gran porte, señoriales. Pero todo lo domina “El Castillo”, que es como una maqueta de una película, pero en piedra. Recuerda a los intentado de Rey loco Luis de Baviera por reconstruir la Edad Media perdida, aunque a escala reducida.
Con todo, lo primero con que se encuentra el visitante, a apenas 100 metros de iniciar el camino, es el torreón del "Castillo, el cual sólo consta de la fachada y alguna dependencia que se encuentra por debajo del desnivel de tierra que hay en su parte trasera. Fue construido en los años 60 y nunca se llegó a terminar. Como el resto del jardín de los señores de Aldán, donde también hay molinos y otros elementos sorprendentes que hacen único el conjunto. n
El Bosque Encantado formaba parte de la finca de los condes, pero la construcción de la carretera partió la propiedad y quedó desgajado y perdido. El lugar tiene un nombre propio, Finca de Frendoal, aunque por sus características pasó a ser conocido como Bosque Encantado, denominación que le va la perfección: llama la atención una vez dentro, y no sólo por el denso arbolado y el silencio, sino por las formas de la vegetación, y sobre todo, por las construcciones del interior. El abandono general también añade misterio a un lugar por donde corre un regato, el río Orxas, poblado de árboles de gran porte, señoriales. Pero todo lo domina “El Castillo”, que es como una maqueta de una película, pero en piedra. Recuerda a los intentado de Rey loco Luis de Baviera por reconstruir la Edad Media perdida, aunque a escala reducida.
Con todo, lo primero con que se encuentra el visitante, a apenas 100 metros de iniciar el camino, es el torreón del "Castillo, el cual sólo consta de la fachada y alguna dependencia que se encuentra por debajo del desnivel de tierra que hay en su parte trasera. Fue construido en los años 60 y nunca se llegó a terminar. Como el resto del jardín de los señores de Aldán, donde también hay molinos y otros elementos sorprendentes que hacen único el conjunto. n
