OPERACIÓN CONTRA EL NARCOTRÁFICO

Las 72 horas que vivieron en Aldán

Uno de los momentos más delicados fue cuando por segunda vez se intentó izar el submarino desde el agua hasta el muelle del puerto.
photo_camera Uno de los momentos más delicados fue cuando por segunda vez se intentó izar el submarino desde el agua hasta el muelle del puerto.
La aparición del sumergible en Punta Couso y su posterior traslado al puerto convirtió la localidad en el centro de las operaciones. Los vecinos siguieron el rescate del artefacto y muy pocos se resistieron a un selfie

En Aldán todas las miradas están puesta en el mar desde que en la madrugada del domingo apareció el primer narcosubmarino apresado en Europa. Los vecinos han seguido con curiosidad los trabajos de rescate que los equipos de la Guardia Civil, Agencia Tributaria y Policía Nacional llevaban a cabo para sacar al sumergible del agua y recuperar los más de tres mil kilos de cocaína que escondía en su interior. Una epopeya de más de 72 horas de duración que puso a esta pequeña población del municipio de Cangas en los titulares de los noticiarios.

El momento álgido llegó en la mañana del lunes, cuando se iniciaron las labores de reflotamiento y la noticia de que sería llevado hasta el puerto corrió como la pólvora por la parroquia. Pero no sería hasta la noche del martes cuando el batiscafo emergía del agua en medio de un despliegue de medios desconocido en la localidad y que congregó, pese al frío y el orballo, a numerosos vecinos en el muelle. Y pese a que las horas seguían cayendo -era la una y media pasadas de la madrugada- y el mal tiempo no daba tregua, los curiosos no perdieron el espectáculo de ver en primicia cómo era izado por dos grandes grúas y depositado en un camión el primer narcosubmarino apresado en aguas europeas. Mientras el artilugio se perfilaba en la oscuridad, los flashes de las cámaras destelleaban desde todos los rincones. La fiesta de los selfies comenzó en la mañana de ayer miércoles, con el sumergible presidiendo el muelle, a escasos metros de la lonja, como en un photocall al que nadie parecía indiferente. Los comentarios que se escuchaban eran para todos los gustos. Algunos  vecinos lanzaron al aire la idea de que la embarcación permanezca para siempre en Aldán, por ejemplo, como decoración de una rotonda. Otros, sin embargo, con muchas mareas a las espaldas, comentaban con retranca "eso navega un carallo", mientras observaban el sumergible y su hélice, para sentenciar que la posibilidad de que hubiera cruzado el Atlántico solo no solo eran remotas, como que "fue lanzado por un mercante".  Con la marcha del submarino rumbo a la Escuela Naval de Marín, Aldán comenzó a recuperar la calma y el puerto pesquero su actividad normal. Atrás quedaban 70 horas difíciles de olvidar. n

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